III Muestra para Programadores Internacionales. Flamenco EÑE. ‘Albayzín’. Cante: Kiki Morente. Guitarra: David Carmona. Cajón: Pedro Gabarré ‘Popo’. Baile: Ire Gato.. Sábado, 19 de mayo de 2018. Lugar: Auditorio del Museo Picasso Málaga. Aforo: Lleno.
La huella que dejó Enrique Morente fue tan profunda que figuras del flamenco actual como Miguel Poveda, Arcángel, Marina Heredia o Argentina lo reivindican en discos o actuaciones. Y, por supuesto, sus hijos, Estrella, Soleá y Kiki, que presentó su disco de debut, ‘Albayzín’, dentro del ciclo ‘Flamenco EÑE, y emocionó al respetable al evocar a su padre.
Aunque el benjamín de los Morente tiene una personalidad muy acusada, a lo largo de su actuación sobrevoló la figura paterna; ya desde el inicio, con ‘Adiós, Málaga’, la bellísima bulería que Enrique le dedicó a esta tierra. Emoción a raudales.
También utilizó un recurso muy emotivo y visualmente muy efectivo que solía emplear su progenitor al principio y al final de sus recitales, formar un círculo con sus músicos y cantar por tonás, al principio, y por bulerías, en la despedida. En su caso, lo hizo de inicio por martinete y debla con Popo e Ire Gato, al compás.
Con David Carmona, un guitarrista de lujo que actuó en solitario el primer día del ciclo, pellizcó por seguiriyas. Y volvió a emular y homenajear a su padre con el poema de Lorca que aquel interpretaba por bulerías bajo el título de Crisol («Dejadme volver, quiero morirme siendo amanecer…). Una preciosidad.
Ya se había enfundado su guitarra acústica, que utilizó a ratos, de forma valiente en otro claro gesto de romper moldes, en la línea de su padre. Le dedicó unos abandolaos a Lorca e Ire Gato le bailó, contundente, al cante, que remató por tangos. Otro momento sumamente emotivo, al interpretar el Aleluya de Leonard Cohen, que grabó su padre en el ‘Omega’, precedió a su adiós por tientos.