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Actulizado 1:18 AM UTC, Oct 11, 2024

Carmen Linares triunfa con ‘El amor brujo’ en el Corpus de Granada

El amor brujo‘. Concierto extraordinario del Día del Corpus. Cante: Carmen Linares. Orquesta Filarmonía de Granada. Director: Ricardo J. Espigares. Auditorio Manuel de Falla de Granada. Día: Jueves, 3 de junio de 2021. Aforo: 356 personas.

Comienza el concierto con una breve presentación del director de la joven orquesta y con la ‘Granada’ de Agustín Lara, fuera de programa.

Más de 40 músicos llenan el escenario; cuerda, piano y percusión con mascarilla y viento y director no (faltaría más). Interpretan piezas conocidas de Bizet (Habaneras, Toreadores o Danza Bohemia) y de Turina (Zambra, Danza ritual o Generalife). Se escapan algunas palmas porque hay un público heterodoxo en la sala. Lo normal sería aplaudir al final de cada pieza musical, no al final de cada movimiento. Pero hay cierto desconcierto y a algunos la ley de Murphy les juega una mala pasada.

En los pasajes de mayor ritmo el director dirige con todo el cuerpo, saltando con tal brío que se tiene que sujetar las gafas para que no se le escapen. Maravillosa música, correctamente interpretada, bien dirigida, con la extraordinaria acústica del Manuel de Falla.

En la segunda parte, Carmen Linares entra en escena con un clamoroso aplauso, suenan las primeras notas de ‘El amor brujo‘, suena Falla en el auditorio que lleva su nombre y que está enclavado junto a la que fuera su casa. Tras una pequeña introducción, la jiennense recita:

«Por la verea iba yo.
A cuantos le conocían
¿le habéis visto?
preguntaba,
y nadie me respondía…»

El amor brujo

Carmen, vestida de rojo, con brillos y flecos como el fuego fatuo, interioriza la música concentrada, disfrutándola, esperando su turno para hacer el cante gitano como lo imaginara Falla cuando compuso la obra, basándose en el repertorio de Pastora Imperio.

Es Carmen una cantaora hecha a sí misma a través de una larga carrera de estudio de la tradición más pura, con un sello personal reconocible al primer tercio, que le ha valido para ganarse el título de Dama del Flamenco. No es una voz portentosa sino jonda y a veces quebrada, tan comprometida con la mujer que el libreto de ‘El amor brujo‘, escrito por María de la O Lejárrega ( firmado con el nombre de su marido para evitar censuras), le viene al pelo para reivindicar la igualdad de género que ya predicara en muchos momentos de su dilatada carrera.

Gran ovación final que es correspondida con un regalo para el público con una versión de ‘El Café de Chinitas’ de Lorca a modo de colofón.

Fotos: Daniel Pérez

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