Hace unos días llegó a mi mano un libro de poesía del escritor Paco Vargas. Nacido en Dehesas de Guadix (Granada) y residente en Marbella. Dejo atrás un amplio currículum para centrarme en la esencia del libro.
Al abrir sus páginas, me detengo en las notas que el autor ha llamado “A modo de guía”. En ellas reivindica lo propio y distinto, la libertad para escribir sin etiquetas, sin directrices, desde la cabeza y con el corazón. Lejos de caprichosas modas y tendencias que ahogan, lamentablemente, la inspiración. Todo esto queda implícito en el título del libro, que con mucha razón ha llamado ‘A contracorriente‘. En él hallamos al hombre, la esencia de la poesía, el sentido de la existencia y todas las interrogantes que lo cercan desde el nacimiento hasta la muerte. Y hallamos también un mensaje repetido a lo largo de sus páginas: el amor. A ese amor se arroja el poeta a través de su vida, por ahí transita su palabra con pasión y vehemencia. No pasa desapercibida una llamada de atención, un fuerte toque de criticismo latente en el viaje y derramado en algunos poemas:
“Aylan”
“En nombre de las víctimas”
“Vuelven las banderas unidas por la sangre”
“Un Dios como excusa”
El paso del tiempo, la soledad, el silencio, la infancia, el olvido, la tristeza, la nostalgia, los recuerdos se entretejen, se dan la mano, se acercan o se alejan en cada verso y van dando forma y fondo al poemario.
Y el poeta escribe emocionadamente:
Detrás de un hombre hay una historia.
Un amor, con beso de mujer.
Y la vida tal vez.
Y tal vez la muerte.
En cada página concentra su intimidad para quemar recuerdos y vivencias, entusiasmo y esperanza. Por eso, nos alerta que el libro es el resumen de la poesía vivida desde los años de adolescencia hasta la vejez. Y en esa trayectoria le va arrancando a la vida entrañables temas para cantarlos con autenticidad y sinceridad, sin falsos oropeles.
«En ‘Palabras que cantan’ los poemas se hacen coplas para el cante, en ellas el autor capta la esencia del flamenco»
En el apartado “Palabras que cantan” los poemas se hacen coplas para el cante, en ellas el autor capta la esencia del flamenco y despliega un amplio conocimiento de la poesía popular.
Entre tu nombre y mi nombre
yo dibujé un corazón,
pero no recuerdo dónde.
Quien habla sin conocer
no es persona que me guste,
ni al derecho ni al revés.
Ni más pasión ni más pena,
cantando por soleá
como Fernanda de Utrera.
Entre los ocho apartados que componen el libro y el epílogo, el poeta nos dice:
«Porque así lo siento
así lo escribo».
Este sentimiento se apodera del lector, unas veces, para escuchar al silencio; otras, para acercarnos luz y verdad, nunca para dejarnos indiferentes.
Al final, el autor nos regala un bellísimo epílogo:
Se acabó la fiesta, ya no bebo más.
Se acabó la juerga, que se calle el cante.
Quiero esta noche, oír el silencio.
Tras el epílogo, dos últimos poemas:
Mientras llega la noche inmortal.
No me gusta madrugar.
Los tres versos finales del último poema están cargados de ironía y fino humor:
Si la muerte ha de llegar,
enterradme por la tarde.
No me gusta madrugar.
Que esta cita se demore por mucho tiempo para que el hombre, el poeta, el autor, Paco Vargas siga regalándonos la profunda emoción de su palabra.
Encarna Lara es poeta y autora de letras flamencas.