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Actulizado 4:18 PM UTC, Apr 16, 2024

El éxito del Festival de Marbella recuerda que la cultura sigue viva y que hay que apoyarla

XIV Festival Sierra Blanca de Marbella. Cante: Pepe Lara, Isabel Guerrero, Manuel de la Curra y Duquende. Baile: Luisa Chicano. Guitarra: Paco Lara, Ismael Rueda, Luís El Salao y Chaparro de Málaga. Palmas: Luisa Chicano y José de Chaparro. Organiza: Peña Sierra Blanca. Colabora: Ayuntamiento de Marbella y Diputación de Málaga. Lugar: Teatro Ciudad de Marbella (Málaga). Día: Domingo, 27 de diciembre de 2020. Aforo: Lleno.

Este año, por mor del maldito y odioso virus que ya obligó a su aplazamiento, el Festival Flamenco Sierra Blanca se ha celebrado a modo de ‘matiné flamenca’ por primera vez en sus catorce años de existencia. Pero, el resultado ha sido magnífico y en nada se ha notado el cambio de hora. El aforo permitido estaba completo y el calor del público llenaba los huecos obligados por las medidas de seguridad que se cumplieron a rajatabla. Si se ha hecho este festival con dignidad artística y respeto a las normas, otros eventos similares tienen que ser posibles. La cultura no puede estar cerrada por más tiempo, entre otras razones porque los artistas se mueren de pena mientras pasan fatigas dobles, que entre los flamencos sabemos lo que significa.

Eran las doce y cinco de una templada mañana, esplendente de azul mediterráneo, cuando en el Teatro Ciudad de Marbella se abría el telón para que el espectáculo comenzara tal estaba previsto en el programa.

Junto a su hijo, el guitarrista y compositor Paco Lara, que le tocó abrir el espectáculo con un exquisito introito por zambra, y le acompañó muy bien para que cantara a gusto, el veterano Pepe Lara recordó a Caracol dejando detalles de artista, interpretó el cante por soleá con esa hondura que le caracteriza, no estuvo brillante en las cantiñas, pero en los fandangos recuperó su sitio, en una actuación muy lucida, interpretando los estilos de manera ortodoxa y fiel, aunque por momentos la voz no le respondió. No obstante, su entrega consiguió que el público premiara a los artistas con un fuerte y cariñoso aplauso.

La cantaora Isabel Guerrero –hija de Barquerito de Fuengirola– llegaba al Festival Sierra Blanca de Marbella después del buen sabor de boca que dejó en la edición anterior. Cante clásico y por derecho. De voz recogida y bella, flamenca, apasionada y conocedora de los palos que interpretó, nos dejó un excelente cante por granaínas chaconianas –hermosa fue la falseta de Ismael Rueda, que en toda la actuación demostró el talento apropiado a la hora de acompañar al cante con una técnica perfeccionada, tocando con deleite, dejando lucir a la cantaora-, unas alegrías de Cádiz hechas de manera canónica, los tientos tristes que dieron paso a un cante por tangos, muy flamencos, lleno de ritmo y necesaria alegría –a destacar las palmas de Luisa Chicano y José de Chaparro con un dominio exacto del compás-, y acabó su actuación con los fandangos que remató a pie de escenario con valentía y flamencura, recordando a su padre. Dos nombres, entre los jóvenes, a tener en cuenta.

La bailaora Luisa Chicano estuvo acompañada por el cante y el compás de Manuel de la Curra, las palmas de José de Chaparro y el toque de Luis El Salao. Precisamente, el jerezano puso los primeros cantes: el pregón y la malagueña al estilo de La Trini, redondeada con dos fandangos al estilo de Pérez de Guzmán, que sirvieron de transición al baile por soleá. Y tras ellos, que calentaron el ambiente dejando un regusto jondo que anunciaba lo que vendría después, salió Luisa Chicano bailando con una fuerza y un braceo y una grandeza que únicamente sabe administrar con sabiduría, llenando el escenario con su figura de bailaora racial, quien conoce el baile como ella. Era el momento de que Luisa Chicano bailara la soleá que bailó. Y aquí hay que abrir un paréntesis para describir el monumento que la bailaora malagueña hizo con sus brazos y sus pies, con su cuerpo todo. Un monumento al baile flamenco en su expresión más grande, lleno de belleza, de pasión y de emoción. Su mirada, su fuerza, su coraje, su esencia jonda, la hacen ser distinta. Con las bulerías finales, de hermosas coplas navideñas, recogieron los sentidos e intensos aplausos del respetable mientras se retiraban del proscenio.

Juan Cortés Duquende no suele ser habitual de los carteles festivaleros de la comarca. Por eso, cada vez que se anuncia la expectación entre los aficionados despierta y les hace acudir al evento donde actúa. Quizá por esa razón, la asistencia fue mayoritaria y el público más variado que en otras ediciones: los camaroneros siguen viendo en él el continuador más fiable de la escuela de Camarón de la Isla.

Salió acompañado del gran guitarrista de acompañamiento Chaparro de Málaga –qué gusto y que justeza y qué conocimiento hay en su toque- y las palmas de Luisa Chicano y José de Chaparro. Se arrancó por tarantos y continuó por cartageneras, Camarón en estado puro; hizo una larga serie por soleares a ritmo, con momentitos de gloria bendita; continuó con unos tangos espectaculares; cantó por seguiriyas jerezanas en versión camaronera y acabó por bulerías. Cantó con profesionalidad y ganas, cumpliendo con las expectativas creadas, demostrando con creces que sigue siendo la versión más honesta y certera del inolvidable cantaor de San Fernando.

Antes de finalizar el festival, el presidente de la Peña Flamenca Sierra BlancaJuan Recio, dijo las palabras de bienvenida y agradecimiento al tiempo que explicó parte de la magnífica labor que se está haciendo en pos de la cultura y la música de Andalucía. Con todo el público puesto en pie, agradecido y emocionado, tras dos horas y media de un bonito y entretenido y emocionante espectáculo, la fiesta del arte flamenco eterno llegó a su final con la misma sencillez que había comenzado. Ahí radica su grandeza.

Fotos: Carlos Brías, Mar i Luz y Juan Recio

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