IV Benalmádena Flamenco Guitar Fest. Guitarra: Manuel Herrera y Manuel Herrera Hijo. Lugar: Castillo Bil Bil – Peña La Repompa de Benalmádena. Día: Martes, 14 de diciembre de 2021. Aforo: Lleno.
El pasado martes 14 de diciembre se cerró la cuarta edición del Benalmádena Flamenco Guitar Fest (BFGF) con un broche de oro. La expresión no es un tópico en este caso, sino que usamos la imagen de este metal precioso para visualizar la música que salió de las guitarras de Manuel Herrera y su hijo homónimo.
Es casi imposible poder asistir hoy día a un concierto así, simplemente porque no se programan. Es curioso que todos los grandes guitarristas que pasan por el BFGF reclaman desde el escenario que se programen más conciertos de guitarra flamenca, porque realmente la oferta es casi inexistente, y la que hay está falta de diversidad de propuestas que hagan justicia a la inmensidad que hay dentro de la guitarra flamenca.
Los Herrera nos ofrecieron nada más y nada menos que trece temas, haciendo un recorrido por la historia de la guitarra y también aportando composiciones propias y recreaciones de muchísima calidad.
Abrió Manuel Herrera tocando por soleares, demostrando así su escuela sevillana y llenando el recinto de flamenquería. Su técnica y tablas hablaron por sí solas. Siguió con una versión personal del zorongo (tan buena que debería incorporarse al repertorio de la guitarra flamenca a partir de ahora) para luego tocar una fantasía a ritmo de 3 de cosecha propia. Ya se había metido al público en el bolsillo cuando dejó paso a su hijo, de tan solo dieciocho años.
Manuel Hijo empezó muy fuerte, con uno de los temas de guitarra que, si lo hubiese compuesto un compositor clásico abriría todos los tratados de este instrumento y lo estudiarían en todos los conservatorios del mundo. Se trata del garrotín De la Vera, de esa obra maestra del genio Rafael Riqueni que es su disco Mi Tiempo (1990). Un tema muy difícil de tocar y de templar que Manuel abordó con una maestría impresionante para su edad. Fue muy emocionante. Su técnica tiene el ataque contundente de los picados y el rasgueo de su padre, pero también millones de horas de trabajo y, por supuesto, talento.
Siguió con una flamenquísima taranta con referencias a maestros como Manolo Sanlúcar y terminó su parte en solitario con el clásico Panaderos Flamencos, interpretados con el mismo dominio en los picados y en el tempo que demostró desde que su padre le cedió los focos.
La segunda parte del concierto fueron siete dúos simplemente espectaculares. La sincronía y el gusto de ambos músicos rezumaba en cada pasaje en un concierto inundado de armonía y que nos transportaba a espacios sonoros que no hacían nada más que confirmar la grandeza de la guitarra flamenca. El Vito, La Catalina (bulería rescatada de la única grabación de que hay de Sabicas y Niño Ricardo en vivo), fandangos de Huelva (que abrieron y cerraron con el famoso estribillo de Al Niño Miguel, de Riqueni) en los que Manuel Herrera padre demostró su prodigiosa técnica abordando pasajes de Aires Choqueros, de Paco de Lucía con una rapidez y limpieza en los picados sólo al alcance de los grandes guitarristas como él.
No dan descansos a los sentidos para interpretar otra obra maestra como es Puerto de Triana, dúo que grabaran sus paisanos Riqueni-Gallardo del Rey en el disco Suite Sevilla (1993).
La Vida Breve, de Manuel de Falla, en la versión más paquera (de su grabación ‘Paco de Lucía interpreta a Manuel de Falla‘, 1978) desbordó al público. Manuel padre cedió el papel protagonista en esta dificilísima obra a su hijo, que lo bordó. Siguieron con otra versión de Anda Jaleo y cerraron con un montaje espectacular de la Canción de Amor de Paco de Lucía con el Vals Flamenco de Niño Miguel.
Como el oro trasciende su valor a todos los tiempos y culturas, la guitarra flamenca es una mina tan rica que tiene mucho espacio por explotar aún. Manuel Herrera, padre e hijo, nos han dejado un regalo de muchos quilates para cerrar la exitosa IV BFGF.
