Voz: Parrita. Guitarra: Ezequiel ‘El Nano’. Piano: Juan Vicente Abardonado. Bajo: Nene Maya. Coros: Antonio ‘El Bocadillo’ y Juanjo de Nayeli. Percusión: Luisito. Batería: Vicente Junior. Artistas invitados: Chonchi Heredia y Manuel Cortés. Lugar: Sala Boa de Benalmádena. Día: Viernes, 23 de noviembre de 2018. Aforo: Lleno.
El público, que abarrotaba la sala Boa de Benalmádena, estaba compuesto por fieles devotos entregados a su ídolo, leyenda viva, desde el minuto 1. «Lo he pasado mal de salud, pero me han dicho que ya estoy recuperado», confesó el artista valenciano, al que tuvieron que ayudar para acceder al escenario. De hecho, su concierto previsto en Torremolinos en abril del año pasado se suspendió por dicha dolencia. Pese a todo, Málaga comulga con Parrita.
Abrió con Cómo me duele y Un ole a Jerez, su particular homenaje a Lola Flores y a la tierra natal de la Faraona, admiradora confesa de Parrita, como también lo fue Paco de Lucía, que lo incluyó en su último disco. «Creo que me van a dar las claras del día», espetó. Se le veía sumamente a gusto, arropado por sus músicos, que llevaban el peso de la actuación mientras el artista valenciano ponía la guinda a los temas con alguna pinceladita de arte. Se trata de algo parecido a lo que ocurrió con Jerry Lee Lewis, una leyenda del rock and roll, cuando actuó en el teatro Cervantes de Málaga. Su banda le echó un capote para que el rocker americano, también mermado de salud, pudiera alargar su actuación y congraciarse así con sus seguidores.
Suena espléndoroso su éxito No me lo creo, que versionó Marina Heredia. Se van sucediendo invitados en el escenario, unos anunciados en el cartel y otros, no, con la ausencia de José El Francés. Le dan agua y no quiere; le ofrecen un güisqui y luego la botella, de la que bebió a morro entre risas, antes de arrostrar Déjame llorar y, en homenaje a Ketama, Esta noche no me acuesto.
Turno para Manuel Cortés, hijo de Chiquetete, que canta por tangos en homenaje a Parrita.
Otra de las invitadas ilustres, Chonchi Heredia, que también colaboró en su día con Paco de Lucía, prosiguió por tangos.
Uno de los momentos más flamencos y emotivos de la noche fue cuando Camarón de Pitita, hijo del cantaor Antonio El Rubio, le tocó por fandangos al artista valenciano, que dejó sobradas muestras de su buen hacer.
Evocó a Manzanita y se emocionó al presentar a uno de sus hijos, que interpretó la rumba Mamá me voy con él, del añorado artista madrileño.
Aún habría tiempo para que tres de sus sobrinas le cantaran, entre cánticos corales de «Dios bendiga al tío Vicente».