XXVIII Festival Internacional de Jazz de Málaga. ‘Chano & Josele’. Piano: Chano Domínguez. Guitarra: Niño Josele. Lugar: Teatro Cervantes de Málaga. Fecha: Domingo, 9 de noviembre de 2014. Aforo: Dos tercios.
La fórmula no es nueva –Michel Camilo y Tomatito la practican con fortuna desde hace algún tiempo-, pero sí un acierto en toda regla. El piano de Chano Domínguez y la guitarra de Niño Josele se complementan a la perfección cuando entablan un diálogo y brillan con luz propia cuando uno le deja su espacio al otro. Así lo evidenciaron sobre las tablas del malagueño Teatro Cervantes.
Presentaban su disco ‘Chano & Josele’, producido por Fernando Trueba, y a él se atuvieron. Abrieron con Django, en homenaje al mítico guitarrista homónimo, al que Niño Josele le aporta su aire flamenco. Prosiguieron con una versión de Because, de los Beatles, en la que el pianista gaditano lleva la voz cantante, si bien la gracia, la sal, la puso el almeriense con su guitarra pizpireta. No se olvide que terminó de forjarse como el gran guitarrista que es a la sombra del más grande, Paco de Lucía, de cuyo sexteto formó parte durante varios años.
La tercera pieza -entra el piano y, a continuación, la guitarra, en respetuosa combinación- fue una revisión del J’attendrai, de Michel Legrand, de la película Los paraguas de Chesburgo. Pero el punto de inflexión se inició con la interpretación de la colombiana (Alma de mujer) de Chano Domínguez a cargo de Niño Josele. «Yo creo que la ha mejorado», espetó el gaditano. Hay que aclarar que Trueba les propuso que tocaran cada uno un tema del otro. Ahora, turno para Chano, que arrostra ¿Es esto una bulería?, composición de Josele, «que voy a destrozar…»
Precisamente, en la interpretación de un tema del riquísimo cancionero brasileño se apreció la querencia por autores como Jobim y Pixinguinha del oscarizado director de cine. Y de nuevo la quietud y serenidad en una pieza intimista, que incluyó una preciosa y excelsa lectura parcial del Concierto de Aranjuez del maestro Rodrigo. Una sonrisa cómplice en las caras de ambos era el mejor y más claro síntoma de que todo fluía.
Tras decir adiós por bulerías, se vieron obligados a regalarle un bis al respetable, que los había despedido con un largo y calurosísimo aplauso, en un homenaje emocionado a Paco de Lucía, del que tocaron una pieza bellísima, Canción de amor. El genio de Algeciras, a buen seguro, asintió desde el cielo y la gozó como los allí presentes.
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A pesar de no haber podido ir a este concierto agradezco la reseña con mucho gusto , se podría haber explicado de muchas maneras pero no mejor … Gracias Francisco Reina