‘Mujeres con fuerza’. Baile: Esther Ruiz y Carmen de Miguel. Cante: Gema Contreras y Johana Heredia. Guitarra: Inma Morales.
Violín: Lidia Molina. Flauta y voz: Fauzía Benedetti. Percusión: Juana Larreta. Lugar: Centro Cultural Carlos Cano de La Zubia (Granada). Día: Viernes, 15 de marzo de 2019. Aforo: Lleno (300 personas).
Algo está cambiando. Las mujeres ya no se callan, ni se quedan en casa, ni permanecen impasibles ante la violencia de género. Han dicho basta a la desigualdad entre hombres y mujeres y en todos los órdenes de la vida. También en el flamenco y en las demás manifestaciones artísticas.
Ocho mujeres hablaron en el Teatro Carlos Cano de la Zubia y exhibieron su fuerza mostrando sus poderosas armas: el violín, la flauta, la guitarra, la percusión, la voz, las manos y los pies. Son ocho mujeres invencibles.
Ocho mujeres componen el elenco de este espectáculo cuya idea original es de la bailaora Esther Ruiz, en una búsqueda de los orígenes de la música de su Granada natal. Folclore, música andalusí y flamenco sirven de inspiración para escenificar lo que fuera otrora una Granada diversa y plena de musicalidad.
Ocho mujeres con sus cestos de mimbre lavan la ropa en el río y cotillean representando el rol que antaño les correspondía y cantan canciones árabes y bailan la Reja y Ruiz baila por Alegrías, en un montaje de lo más clásico, con su silencio y su escobilla pero con final inesperado, ululando el típico grito bereber denominado zaghareet. La bailaora granadina rebosa arte en el escenario y mucha simpatía fuera de él.
A Inma Morales le tocó la enorme responsabilidad de poner la música de guitarra a todo el espectáculo, habida cuenta de la importancia que tiene este instrumento en el cante y baile flamenco. Esta tocaora todo lo hace bien. Se muestra espléndida acompañando a las tres voces, tan dispares y tan hermosas, de Gema Contreras, Johana Heredia y Fauzía Benedetti y más que precisa de compás para acompañar el baile o las partes donde tiene que meter las típicas falsetas, de las que tiene un buen repertorio. Además es atrevida y capaz de rematar unas granaínas por bulerías sin cambiar la tonalidad o convertir una vidalita en soleá por bulerías o arropar con precisos acordes y hermosas melodías los cánticos árabes.
Carmen de Miguel bailó danza oriental y flamenco y se muestra cómoda en cualquiera de las dos facetas. Estuvo alternando arte y pasión en el baile con Esther Ruiz, siendo ambas muy aclamadas por el público. Y es que gustaron mucho las coreografías de baile flamenco y danza oriental, que tienen similitudes y también fusionan a la perfección.
Justo es destacar la labor que desempeñaron las tres voces mencionadas (la voz rota y flamenca de Gema, la voz dulce de Johana y el lirismo exótico de Fauzía), la percusión, flauta y violín porque sonaron muy bien, de forma compacta, fusionando géneros distintos pero que se integran plenamente entre sí.
Ocho mujeres con poder terminaron por tangos, alternando letras en castellano y en árabe, olés y zaghareet del público.
Un espectáculo que ojalá pueda ser disfrutado en muchas localidades andaluzas, por su calidad y por el trasfondo reivindicativo que conlleva. Valió la pena. Gracias a las ocho.