‘Tablao’. Cante: Arcángel y Vicente Redondo ‘El Pecas’. Guitarra: Salvador Gutiérrez y Dani de Morón. Coros y palmas: Los Mellis. Baile: Patricia Guerrero. Lugar: Patio del Museo Picasso Málaga. Día: Viernes, 27 de mayo de 2016. Aforo: Lleno.
“Viva tú, compadre; ole los artistas grandes”, le espetó Estrella Morente a su buen amigo Arcángel cuando éste se sentó a su lado, entre el público, para interpretar a dúo La bien pagá, con la que lograron emocionar al respetable. Era la guinda a una noche memorable en la que el onubense presentaba en Málaga ‘Tablao’, un disco grabado en tres locales emblemáticos -El Corral de la Morería (Madrid), El Arenal (Sevilla) y El Cordobés (Barcelona)- y que es una reivindicación de estos lugares, sin megafonía y poniendo el corazón y el alma en cada tercio.
Ha buscado, según propia confesión, esta cercanía con el público en recintos con sumo encanto, como el patio del Museo Picasso Málaga, antiguo Palacio de los Condes de Buenavista, del siglo XVI, “para superar miedos personales”. Y a fe que los ha superado y con nota. Tras una aparición cuasi teatral, desde la primera planta del edificio por fandangos de Huelva, le dan la réplica El Pecas, primero, y Los Mellis, después, cada uno en una ubicación distinta.
Sorprende, y emociona, por tanto, desde el inicio. Y prosigue en esta línea al cantar El Pecas en el escenario y él entre el público, y luego de forma coral, como solía comenzar y concluir sus espectáculos Enrique Morente, con Calle Real, inmejorable carta de presentación.
Por bulerías, con sumo gusto y compás, dúo de guitarristas de lujo y palmeros que no les van a la zaga. Las remata, curiosamente, por fandangos naturales. En los tangos, cede protagonismo a Los Mellis. La satisfacción se dibuja en el rostro de Dani de Morón. También Arcángel sonríe.
El Pecas le permite un descanso al cantarle por caña al baile, ora grácil, ora contundente, de Patricia Guerrero, desplante minero en 2007 en el Festival de Cante de las Minas de La Unión. Excelsa, con variado repertorio de braceo y zapateado. Imponente, una fuerza de la naturaleza. El público no cesa de aplaudir cada desplante.
Vuelve Arcángel, a solas con Salvador Gutiérrez, por malagueñas, con maestría y templanza, que remata, bravío, por abandolaos. Dani de Morón toma el relevo en la bulería por soleá. Mano a mano de ambas sonantas por bulerías. Una delicia. Se incorporan El Pecas y Los Mellis por rumbas.
Ahora, papeles cambiados, Arcángel toca y la bailaora canta unas sevillanas flamenquísimas. A continuación, él canta y toca, ella baila, al pie del escenario. Ya, sobre las tablas, bailan los dos. Es un espectáculo vivo y sumamente emotivo, que sorprende de un momento a otro.
Dijo adiós por cantiñas, con las que homenajeó a Picasso y a Morente (“El flamenco no sería el mismo sin él”) y que dedicó a Estrella Morente y a Javier Conde, allí presentes. Canta, enhiesto, con mucho gusto; la granadina baila con donaire. Ya en los bises, fin de fiesta por bulerías, con todo el cuadro sentado a pie de escenario. Se abre paso entre el público hasta llegar a la altura de la primogénita de Morente y emocionar hasta el paroxismo a los presentes. No se pierdan a Arcángel y su ‘Tablao’.