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Mayte Martín y Manuel Alcántara, almas gemelas

‘alCANTARaMANUEL’. Voz y guitarra: Mayte Martín. Guitarra: Alejandro Hurtado. Contrabajo: Guillermo Prats. Violín: Biel Graells. Percusión: Chico Fargas. Baile (Artista invitada): Belén Maya. Lugar: Teatro Cervantes de Málaga. Día: Miércoles, 24 de octubre de 2018. Aforo: Media entrada.

Mayte Martín recibió el encargo de la II Bienal de Flamenco de Málaga, en 2007, de musicar poemas de Manuel Alcántara y así nació su disco ‘alCANTARaMANUEL’, una delicia que volvió a presentar el pasado miércoles en el Teatro Cervantes de Málaga. Martín y el escritor malagueño son almas gemelas que estaban destinadas a encontrarse; por la sensibilidad de ambos; en la composición e interpretación, la primera; y en la escritura, el segundo. Se trata, según la cantaora catalana, «de la banda sonora de la película de la vida de Manuel, el poeta que de forma más hermosa habla de la muerte».

Abrió con Por la mar chica del puerto, bellísima pieza convertida en éxito incontestable, acompañándose ella misma a la guitarra, aunque también estaba arropada por un escudero de lujo, Alejandro Hurtado, al toque. Suena sutil y delicado el violín mientras el contrabajo y la percusión marcan el ritmo.

Va desgranando los temas del álbum. Canta A Miguel Hernández y se muestra cercana, humilde y agradecida. Asegura que se siente feliz de interpretar los poemas de Alcántara, que ya ha presentado en Málaga en otras ocasiones. Pellizca en Le gustaban pocas cosas, con delicadeza y sensibilidad. Manuel Alcántara y Mayte Martín estaban hechos el uno para la otra y viceversa…


Suena Excusas a Lola, «uno de los poemas más bellos que Manuel me mandó para que lo musicara; el primero que me atrapó». Un gozo para los sentidos. Entra en acción Belén Maya con bata de cola, grácil y sutil. Belleza en su máxima expresión. «Es la parte mía que baila», espeta.


Canta En aquel tiempo. «A primera lectura, se me antojó un bolero». «La muerte aplaza sus gestiones últimas», dice la voz del poeta. Turno para el tango, con guitarra y contrabajo y Maya transmutada en porteña. En Manuel, la guitarra de Hurtado suena a gloria. Suenan La Paloma de Picasso y Al sur de los limones. Maya irrumpe de nuevo en escena, descalza, y se tumba en el suelo. Es el suyo un baile muy personal.


Hurtado se luce en Carnet de identidad. «Con su energía y su ilusión, me está dando la vida misma», asegura Martín, que ensalza las virtudes de sus músicos: «Chico Fargas me regala las olas del mar; Biiel Graells, no se puede tocar más bonito. Qué bien tocas, joder.»

Aún interpretaría Niño del 40, «el que más me gusta de este ramillete de poemas divinos y gloriosos», y No pensar nunca en la muerte, en la que manda el violín. Una belleza.

Y ante los requerimientos del respetable, que acabó enhiesto y brindándole una cerrada ovación, volvió a tocar Por la mar chica del puerto, pero en esta ocasión pidió la colaboración del público.

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