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Actulizado 11:14 PM UTC, Dec 4, 2024

Los cantes y los vinos de Málaga maridan muy bien

‘¿A qué suena el vino?’ Charla y cata de vinos: Víctor Suárez. Cante: Miguel Astorga. Guitarra: Fran Moya. Lugar: Bodegas Quitapenas de Málaga. Día: Sábado, 24 de septiembre de 2022. Aforo: Lleno.

La histórica Bodega Quitapenas convocaba a los aficionados al vino y al flamenco a una cita más frecuente en otros lugares de la geografía andaluza, como Jerez, y el corolario fue revelador: Los cantes y los vinos de Málaga maridan muy bien.

Víctor Suárez, quinta generación de la familia propietaria de la bodega, ejerció como maestro de ceremonias. Rememoró que su bisabuelo empezó elaborando vino primero en Cútar y luego en El Palo, donde regentó una casa de comidas, con los arrieros como clientes asiduos, a los que fiaba hasta que volvían del mercado. «Vamos a comer y beber en la casa de quien nos quita las penas», solían decir, dando nombre sin pretenderlo a la bodega.

Suárez explicó que la uva que utilizan para la producción de sus caldos se produce en toda la provincia: la Axarquía (uva moscatel), zona Norte (Pedro Ximénez), Montes de Málaga, entrando por Casabermeja (moscatel y Pedro Ximénez), Ronda (syrah, tempranillo, cabernet sauvignon), Manilva (moscatel diferente al de la Axarquía, por la tierra) y dos zonas nuevas: Sierra de las Nieves y Fuengirola-Mijas.

Aclaró, asimismo, que en Málaga se utilizan dos sistemas de crianza: Estática, en la misma bota, y dinámica, como en Montilla y Jerez, mediante soleras y criaderas.

Como diría el gran Antonio Mairena, «El vino inspira al que sabe cantar» (así puede leerse de su puño y letra en El Pimpi) y a fe que Miguel Astorga ejemplificó con su cante la sentencia del maestro de los Alcores.

Para abrir boca un vino tinto de uva syrah de Ronda («Es Málaga pero es Ronda», espetó Astorga) y la serrana Rafael de su disco ‘Eterno presente’ en homenaje a El Gallina. «A la orilla de un río yo me voy solo y aumento la corriente con lo que lloro…»

A continuación, un vino típicamente malagueño, el Pajarete. «Y lo más típico de Málaga son los verdiales, que son la madre y el padre del flamenco, pero no son flamenco, son folclóricos. Por eso vamos a interpretar unos tangos de Málaga, de La Repompa«: «En el cristal de mi copa tu cara se reflejó, y aquel poco de licor que yo me llevé a la boca de veneno me sirvió. Mientes como hay Dios».

Los asistentes y los artistas disfrutan de lo lindo. En tercer lugar, un Málaga dulce de la zona de Mollina, «al que se le añade arrope», explica Víctor Suárez. Este vino marida a la perfección con las malagueñas, de Chacón («Que te quise y que te quiero, yo en mi vida negaré…») y de La Trini, en las que pellizca Astorga. Fran Moya se ajusta a él como un guante y descolla en la falseta.

Y como guinda, la joya de la corona, Quitapenas dorado, elaborado con uva moscatel de la Axarquía. «Se precisan cuatro kilos de uva para un litro de vino», precisa Suárez. Con buen criterio, Miguel Astorga acude en este caso para el maridaje a los cantes del veleño universal Juan Breva. «Ni el canario más sonoro ni la fuente más risueña ni la tórtola en la breña llorarán como yo lloro gotas de sangre por ella. // Se corta y vuelve a nacer, se corta una rama verde, se corta y vuelve a nacer, pero cuando una madre se muere esa ya no se vuelve más a ver, a la que tanto se quiere».

Y como brillante colofón a una magnífica cata de vinos maridados con cantes de Málaga, en una loable iniciativa de Bodegas Quitapenas, fin de fiesta por bulerías.

Fotos: Pili Cabrera

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