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Actulizado 3:28 PM UTC, Oct 15, 2024

La V Mantecá Flamenca de Torremolinos, un éxito rotundo

V Mantecá Flamenca de Torremolinos. Cante: Jesús Méndez, Antonio Agujetas y Morenito Hijo. Guitarra: José Ignacio Franco y Luis el Salao. Palmas: Luisa Chicano y Fernando Canela. Lugar: Caseta La Güena Gente en el Recinto Ferial de Torremolinos (Málaga). Día: Sábado, 26 de enero de 2019. Aforo: Lleno.

La Mantecá Flamenca de Torremolinos cumplía su quinta edición y el balance fue de éxito rotundo, porque la caseta de la Peña la Gūena Gente de Torremolinos que la acogió registró un lleno, por lo que cumplió con su función benéfica de recaudar fondos para la Asociación Arte Contra el Hambre, y, además, en lo artístico, el cartel dibujó una sonrisa de felicidad en el respetable, al que dejó con ganas de más.

Abrió el fuego Morenito Hijo, vástago de Morenito de Íllora, con la guitarra ajustada y solvente de Luis El Salao. Evocó a Caracol y su zambra, pellizcando y dejándose el alma.
Por alegrías, exhibió su dominio del compás, llevado, además, en volandas por Luisa Chicano y Fernando Canela.


En la soleá por bulerías, homenajeó a Pepe Pinto, Pastora y Tomás Pavón, Joaquín el de la Paula y Manolito el de María. Bonita y flamenquísima voz la suya. Dijo adiós por bulerías, plenas de compás y sabor.

Turno para Antonio Agujetas, que recuerda mucho a su padre en las formas cantaoras y por su estampa. Principió con la malagueña del Mellizo. Mermado de facultades por las secuelas de un ictus que sufrió, con un hilo de voz logró levantar al público de sus asientos. «¡Viva Jerez!», le gritaron cariñosamente.
Arropado por José Ignacio Franco al toque, prosiguió con los cantes del Piyayo, en un guiño a la tierra que pisaba. Muy bien cantados pese a ser un estilo que los foráneos no suelen interpretar con la solvencia de los autóctonos. Y remató con los tangos de La Niña de Los Peines.


También arrostró un martinete, con su quejío abisal. “Me estremece el alma cantando”, dijo después de él Jesús Méndez. Y fandangos del Chocolate, antes de cantar por seguiriyas. Peleó el cante marca de la casa de los Agujetas como si no hubiera un mañana. Salvaje, lo dio todo aunque no estuviera bien. Se despidió por bulerías, con gusto y compás.


Y llegó el esperado momento de escuchar el torrente jondo de Jesús Méndez, una primera figura indiscutible de este arte, con la guitarra ensolerada de José Ignacio Franco, soniquete con denominación de origen. Abrió con bulerías pa’ escuchar. Consternado por la muerte de Julen, le dedicó a su familia unos tientos mecidos con su elegancia y buen gusto habituales, que devinieron en tangos. Continuó por fandangos, sumamente sentidos, que remató, enhiesto, con un homenaje a los diestros Curro Romero y Rafael de Paula.
Para terminar, bulerías de su tierra, pataíta de arte incluida. Caras de felicidad en el respetable.


Aún habría tiempo para un fin de fiesta con todos sobre las tablas, salvo Antonio Agujetas, con un momento cumbre en el que Luisa Chicano bailó el cante de Jesús Méndez.

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