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Actulizado 4:08 PM UTC, Jul 26, 2024

Homenaje a José Terrón

El pasado cinco de octubre nos dejaba José Terrón Arjona, virtuoso y maestro indiscutible de la guitarra flamenca. Conoció la música desde muy pequeño: su padre tocaba el piano, su madre y hermanos cantaban, y él también lo hacía con un gusto exquisito, aunque su maestría siguiera el camino de la guitarra.

En su trayectoria artística acompañó a cantaores de la talla de Canalejas de Puerto Real, Luquitas de Marchena, Pepe Perejil, Fósforo de Granada, José Menese, Alfredo Arrebola, Chico de la Jara, Diego Clavel, Juan Casillas, Manuel Mairena, Naranjito de Triana y muchos más.

Cuando el destino lo llama a dar un salto definitivo, donde había que viajar y ausentarse largas temporadas del hogar, él decide quedarse. No por ello abandonó la guitarra que, en definitiva, era su esencia y su raíz. Fue José un hombre de puertas abiertas, costumbre aprendida en la casa paterna. En su morada, compartí con él y su mujer, Lucía, inolvidables tardes de guitarra, amistad, cariño, tertulia y arte, pues José rebosaba arte por los cuatro costados y este le acompañó hasta en su figura: de buena planta, armonía, alegría y compás. Bagaje con el que recorrió las calles de su pueblo hablando con la gente, siempre cercano y amigable.

Conocedor de caldos y bodegas, saboreó con mesura los finos y dorados amontillados de esta tierra nuestra. Supo aventar el duende del flamenco y conocer a fondo todos los entresijos del cante y la guitarra. Buen conversador, con una memoria prodigiosa, donde guardaba un archivo popular de la historia del cante y de la historia de un pueblo, el suyo, que dejó generosamente escrita en un libro, ‘Memoria sin sombra’.

«Supo aventar el duende del flamenco y conocer a fondo todos los entresijos del cante y la guitarra» 

Gozó Terrón de una vitalidad y dinamismo envidiables que disfrutó a lo largo de su dilatada vida. Pero se nos fue y en su despedida estuvimos, junto a sus hijos, todos los que le quisimos. Nos queda para siempre su amistad, su cercanía y un profundo respeto al desgarro íntimo del flamenco, nos queda la música de su guitarra y el prolongado abrazo que sobre ella ejerció.

Él fue bendecido con el don de la música y esa es la identidad de su alma. El otoño y la brisa, que mece las hojas secas de los árboles, cerraron su azul mirada de niño y las notas musicales de un soberbio artesano. ¡Bendito seas, maestro, allá donde hayas ido!

BRINDIS

A José Terrón Arjona, in memoriam

Qué viento te dejó en esa hora
la musical estrella de tus manos.
Qué ángel llegó en ese instante
cuando el alba plena de guitarra
se halló contigo a solas.
Tantas veces, maestro, en mi sillita baja
oí pajarear tus notas ancestrales,
que alzada se quedó en la memoria mía
la clave de tu zambra.
Hoy, con este brindis de la palabra amiga,
celebro ufana haberte conocido
y sentirme asistida de tu gloria
con el recuerdo de tanta melodía.
Mientras mi alma, colmada, se desata
al compás de tus alegres bulerías.

José Terrón

Encarna Lara es poeta y autora de letras flamencas.

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