Aún no me creo que te hayas ido, amigo Diego Pérez (Alhaurín El Grande, Málaga, 1948). Eras un gran aficionado a la pasión que nos unía, el flamenco, pero sobre todo una gran persona. Presidente de la Federación de Peñas Flamencas de Málaga desde hace catorce años, supiste unir a las peñas con tu talante dialogante y tú bonhomía.
Presidías, además, la Unión Flamenca Alhaurina, una de las dos peñas de tu pueblo, donde ejerciste como maestro hasta tu jubilación y donde eras muy querido. También estuviste al frente de la Confederación Andaluza de Peñas Flamencas durante cuatro años.
Tu amor por el flamenco era incondicional y tu entrega para dignificar a las peñas y a los artistas flamencos, absoluta. De este modo, promoviste circuitos por las peñas, intercambios entre ellas, congresos, mesas redondas, la Escuela de Flamenco Antonio de Canillas, la edición de la Revista Ecos de Flamenco, presentaciones de libros, grabación de discos… Todo era poco para ti. Y te entregabas con tal pasión a la tarea que tus compañeros de la Directiva de la Federación, entre los cuales me cuento por decisión tuya, no podíamos menos que seguirte y apoyarte. Eras un líder indiscutible, generoso y bondadoso.
Recuerdo cuando nos confesaste que la idea de convocar una rueda de prensa sobre los efectos del Covid-19 en las peñas flamencas te vino en un sueño. Y la materializaste en la Peña Juan Breva el pasado 30 de septiembre. “Nos han dejado atrás, de nosotros no se han acordado”, te quejaste ante un buen puñado de medios que acudieron a la cita.
Nos vimos por última vez el pasado 7 de enero, día en que tuvimos reunión de la Directiva, a la que llegaste con los deberes hechos, como siempre, y nos expusiste los proyectos que íbamos a desarrollar durante este año, si las circunstancias lo permitían. Quedó pendiente la cerveza de después, al hallarse los bares ya cerrados. Hasta que nos volvamos a ver, descansa en paz, amigo. Siempre estarás en nuestro corazón.
Fotos: Pellizco Flamenco
