Presentación del disco ‘Sonamundo’. Guitarra: Fran Moya. Cante: Miguel Astorga, Chelo Soto y La Boterita. Bajo: Jesús Bachiller Bachi. Percusión: David Galiano. Flauta: Alejandro Escalera. Lugar: Sala The Hall de Málaga. Día: Domingo, 27 de septiembre de 2020. Aforo: Lleno.
Abre la guitarra de Fran Moya por seguirillas con el tema Sonamundo, título que le da nombre a su disco. Con una armonía en tono de granaínas, con la sexta cuerda desafinada, bien medidas y muy bien cuidadas, donde la guitarra sonaba gorda, llena de matices y nuevos colores, flamenquísima. Rematada con la voz privilegiada de la cantaora Chelo Soto a modo de estribillo. Esto acaba de empezar.
Continúa con el tema Ciudad del olvido, bulería por soleá donde la guitarra toma aire de soleá añeja y al mismo tiempo vanguardista, en la cual asoma la voz de timbre flamenco e inconfundible donde las haya de su compañero Miguel Astorga. La guitarra canta a modo mecío con el compás sutil y bien medído de David Galiano, en el que se hace presente durante todo el concierto como buen conocedor de las guitarras solistas y de acompañamiento, como si fuese un guante.
La guitarra muestra un lenguaje propio con una afinación de creación personal equivalente al cuatro por arriba pero sin aire de minera, con un remate de coros entrelazados con muy buen gusto, una maravilla.
Acto seguido vuelve a desafinar las cuerdas para tocar Camino a Cali con la sexta en Re y toque por colombianas de armonía fresca y nueva, donde arpegios y picados se apoderaron de la sala con continuos oles y ovaciones, con los que el respetable demostraba su entrega.
Continúa por malagueñas (Amanecer en Tanger), donde una vez más escoge otra afinación personal equivalente al tres por arriba (Sol Mayor frígio), la cual a medida que iba transcurriendo su toque el ambiente se inundaba de olor a biznaga. Armonía compuesta de lógica donde a modo de enarmonía se funde con los ayes del cante de Astorga y bien cantao’ por la tierra. La guitarra, templá y tirá’pa’trás’, donde dialogaba con los bajos y triples a modo de Ramón Montoya.
Guitarra templá y tirá’pa’trás’ donde dialogaba con los bajos y triples a modo de Ramón Montoya. Pasó a unas bulerías por arriba (Con el Pabloteo) dedicadas a su sobrino. El cante, de la mano de Rocío La Boterita, voz con trayectoria, melódica y muy sentida, donde se arrancaban los oles de cada rincón. Bulería con fuerza y pegadíza llena de matices y bien tocada, con el acompañamiento de un bajo flamenco (El Bachi), que arropaba hasta la última contra o corchea sin abandonar la guitarra solista ni un solo compás.
Prosigue con Arroyo de Totalán, rondeña de carácter vanguardista donde sigue las pautas de la guitarra de concierto con un trémolo Caño rotero y rematado a 3×4 con la complicidad de Galiano. Hizo un palo con mayúsculas.
Fandango con aires onubenses (Un baile en Tokio), donde la tradición del mismo se respetaba con los melismas propios del palo. Exquisito de melodías y frases pegadizas rematadas con fandangos individuales por parte del elenco corista que llevaba esa bonita noche, en la que más de uno olvidó todo lo vívido meses atrás y se dispuso a gozar cada minuto de arte, de los que nos hicieron pasar esa noche.
Anunciaba ya que se iba acabando el concierto pero se le veía disfrute y mucho que mostrar. Empezó tocando por bulerías en Re# (Musas de Beijing), donde se sumó a la flauta otro gran profesional, Alejandro Escalera, un maestro, que dialogó y gozó de la pieza, en la cual la suma de todos los músicos con sus improvisaciónes y tan bonita composición a seguir, hicieron una pieza fulminante y cargada de energía. Los aplausos no cesaban.
Remató el concierto con tangos y bulerías de falsetas propias, donde lo moderno y lo tradicional se cogían de la mano creando un ambiente de lo más enérgico. Queda claro que con exponentes de este talante la guitarra malagueña se encuentra in crescendo, con guitarristas llenos de saber. Una noche inolvidable donde los sueños se cumplen. Enhorabuena Fran. A seguir salpicando maestría y personalidad. Ole tú.
Fotos: Pellizco Flamenco