XLV Festival Flamenco Castillo del Cante de Ojén. Cante: Pedro El Granaíno, Remedios Amaya, Israel Fernández y María Terremoto. Guitarra: Patrocinio Hijo, El Perla, Rubén Lara y Nono Jero. Palmas: Joaquín González, Luis Dorado, Marta, Carmen y Ana Amaya, Marcos Carpio, El Pirulo, Manuel Cantarote y Manuel Valencia. Baile: La Lupi (Cuadro: Cante: David El Galli y José Manuel Fernández. Guitarra: Curro de María). Lugar: Patio del CEIP Los Llanos de Ojén (Málaga). Día: Sábado, 3 de agosto de 2019. Aforo: Lleno.
El XL Festival Flamenco de Ojén, con el aire impregnado del carácterístico aroma a romero y mastranto, se desarrolló, como es habitual, en un ambiente de gran afición, que disfrutó de lo lindo con un cartel de excepción que no defraudó.
Abrió Israel Fernández por soleá «desde la humildad, el respeto y el cariño». Pellizca y canta con gusto, sabor y compás, con Rubén Lara al toque, ajustado a él como un guante. Por Levante, se deja el alma y transmite. En los tientos-tangos, rebuscándose, con Marcos Carpio y El Pirulo al compás, mantiene los vellos del respetable como escarpias. Le dedicó un cante por seguiriyas a La Cañeta y su marido, José Salazar, allí presentes, con una falseta de Lara muy aplaudida. Vuelve a emocionar en el macho antes de arrostrar unas bulerías con poso, incluida Viviré, de Camarón. A petición del respetable, que, enhiesto, le brinda una calurosa ovación, fandangos sentidos que emocionan al que suscribe.
La de Remedios Amaya no fue una actuación al uso. Se la dedicó a su admirada Cañeta. «Si grandiosa es como artista, como persona es para comerle las asauras. Muero contigo», espetó. Principió por tangos, entre ellos de Pastora. Grande, carismática, pataíta de arte incluida. Por momentos, canta sin amplificación, con El Perla solvente en el toque. Entrevera un par de fandangos (Malvaloca, de Caracol y uno de Antonio El Rubio que popularizó Camarón), en los que puso a prueba al guitarrista. Y remató con uno de sus clásicos, Tus labios pa’ mí.
Le cede el testigo a su hermana Carmen para que le cante por bulerías a su otra hermana Marta, que celebraba su cumpleaños, y que le corresponde al baile. Confiesa que se ha bebido una copa de coñac en el camerino y que por eso está tan locuaz. Invita a La Cañeta al escenario. «Ole las gitanas puras. Esta noche es mágica»,S asevera antes de inclinarse ante ella. La hija de La Pirula canta y baila con ángel y arte a raudales. Es el momento más emotivo de la noche y el público puesto en pie es consciente de ello. Prosigue Remedios Amaya por bulerías, con su presencia escénica arrolladora. «Unos dicen Mairena y otros Caracol y yo digo que la fuente inagotable se llama Camarón…»¿Os canto La barca?» Y dijo adiós con el tema eurovisivo que la catapultó a la fama.
Turno para el baile, de un peso pesado de la danza en Málaga, La Lupi, arropada por David El Galli y José Manuel Fernández, al cante; y su pareja artística y vital, Curro de María, al toque. Viene de dar clases, «porque la tiene», como bien apunta Salvador de la Peña en su presentación, y actuar en Japón, Nueva York y Suramérica en infinidad de escenarios. Baila por tangos desde la silla. Es el suyo un braceo de arte y su baile, asentado y pastueño. Por soleá, baila con maestría y personalidad, con sello propio. Vive y siente este arte, porque lo lleva dentro, y lo transmite.
Tras un breve receso, llega María Terremoto, con Nono Jero a la guitarra y Manuel Valencia y Manuel Cantarote a las palmas. La hija de Fernando Terremoto, Giraldillo Revelación de la Bienal de Sevilla, comienza con soleá por bulerías, con el distintivo de los Terremoto y la denominación de origen Jerez. «Mi abuelo y mi padre estuvieron aquí y es para mí es un honor estar aquí también. Viva Málaga, sus artistas y su arte», proclama.
Canta y baila por tangos, entre ellos de La Repompa y Juana la del Revuelo, para comérsela. Prosigue por alegrías de Cai, que suenan flamenquísimas en su poderosa voz. Dice adiós por bulerías de su tierra con Nono Jero aportando el soniquete característico del toque jerezano. Pellizca curiosamente evocando a Fernanda y Bernarda de Utrera, pataíta de arte incluida. Y, a petición popular, fandangos y un pequeño fin de fiesta.
La guinda la pone Pedro El Granaíno, que repite en Ojén por tercer año consecutivo. Se templa por soleá, haciendo gala de su preciado y personalísimo metal de voz, magistralmente acompañado por Patrocinio Hijo a la sonanta. Evoca a Bambino en El poeta lloró, canción por bulerías, con Joaquín González y Luis Dorado al compás. Una delicia. Y de la fiesta a la tristeza profunda de la seguiriya, pellizcando y dándolo todo en el macho. Por tientos, homenajea a Camarón y a Morente, con La leyenda del tiempo en la versión del Ronco del Albaicín. Maravilloso. Aún deleitaría a los presentes por bulerías y, ya en la despedida, por fandangos.