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Actulizado 1:01 AM UTC, Apr 24, 2024

Esperanza Fernández y Arcángel convocan al duende

Grabación del disco ‘De lo jondo y verdadero’. Cante: Esperanza Fernández. Guitarra: Miguel Ángel Cortés. Palmas y coros: Dani Bonilla, Jorge Pérez ‘El Cubano’ y Miguel Junior. Artista invitado: Arcángel. Lugar: Peña Flamenca Niño de Vélez de Vélez-Málaga (Málaga). Día: Miércoles, 24 de enero de 2018. Aforo: Lleno.

Era la noche de Esperanza Fernández. Inmersa en la grabación de su nuevo disco en directo, ‘De lo jondo y verdadero’, hacía parada en la peña flamenca Niño de Vélez, de la localidad malagueña de Vélez-Málaga (ha registrado otros nueve directos en peñas andaluzas, el teatro Zorrilla de Badalona y la Fundación Cristina Heeren de Sevilla), con la intimidad y el recogimiento propios de una peña. Y fue su noche, sin duda, pero también la de su invitado, Arcángel. Ambos convocaron al duende en un memorable mano a mano por fandangos.

La trianera abrió el recital por peteneras, cante con mucha enjundia para entrar en calor… Y salió airosa del trance con maestría. Y todo pese al mal fario que se le atribuye a este palo, que como ella misma recordó cuando actuó en el teatro Cánovas de Málaga hace unos años, también lo cantaba, y lo engrandeció, Pastora Pavón.

Su actuación fue in crescendo. Acto seguido, soleá, marcando los palmeros el compás con los nudillos, para dar paso a la caña, con la guitarra excelsa de Miguel Ángel Cortés. «Nos vamos a ir un poquito para Caí y nos vamos a acordar de La Perla», anunció. Alegrías. Compás, arte y pureza. Remata con bulerías de Cádiz.

Tras interpretar Cortés un solo por Levante y bulerías, vuelve Fernández por guajiras, con mucho sabor. Y prosigue por marianas -cante en desuso que reivindica, como la caña- y tangos.

Turno para el artista invitado, Arcángel, que grabó su disco ‘Tablao’ en tres tablaos de Sevilla, Madrid y Barcelona sin amplificación de sonido, en una experiencia parecida a la de Esperanza Fernández en cuanto a la idea de acercarse a los orígenes del flamenco. El onubense valoró el papel de las peñas como semilla del flamenco y cantó por soleá pellizcando.

Pero el momento estelar llegó en el mano a mano por fandangos. Un goce para los sentidos y un regocijo para el alma. Convocaron al duende. Los vellos como escarpias.

Dijo adiós la trianera por bulerías evocando a La Paquera, pataíta de arte incluida.

Fotos: Alfredo Canales

 

 

 

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