Tengo muchos recuerdos de mi niñez: trabajar con mi madre y mi hermano, mis primeros pasos.
El flamenco granadino y, en particular el baile, no se podría entender sin las cuevas del Sacromonte. ¿Qué han supuesto para usted dichas cuevas?
Como ya te he dicho antes, fue mi aprendizaje. Y se dice que los bailaores granaínos tenemos mucha fuerza en los pies porque hemos bailado en el suelo y no en tarima.
En ese legendario lugar, frente a la Alhambra, tiene su escuela de baile, La Chumbera, ¿qué distingue a ésta de las demás escuelas de baile flamenco?
Es única en el mundo. Te voy a decir por qué: consta de tres mil metros y tiene un auditorio con una cristalera con la Alhambra de marco y un humilde maestro de maestros y del mundo.
Volviendo a su trayectoria profesional, con quince años, siguiendo los pasos de su hermano Juan Maya ‘Marote’, se traslada a Madrid, donde coincide con artistas de la talla de Pilar López, Antonio Gades, Mario Maya o El Güito. ¿Qué le aportaron estos grandes de la danza?
En primer lugar, tengo que agradecerle a mi hermano Juan que me llevara a Madrid y me obligara a estudiar. Después, estuve en el Ballet Nacional de España, bajo la dirección del maestro Antonio Gades, quien me dijo: “Tú vas a bailar mi farruca”. Y así fue. Empecé a amar el teatro, que es el sitio donde me gusta bailar.
“Los flamencólogos, críticos y artistas consideran mi farruca y mis alegrías joyas de la danza flamenca”
Muchísima. Eso te lo puedo asegurar. He estado veintiséis veces en Japón. Les gusta mucho el flamenco, lo respetan y lo entienden.
En los 90 forma su propia compañía y presenta espectáculos como ‘Flamenco soy’, ‘El amor brujo’ y ‘Latido flamenco’. ¿Qué supuso esto para usted como artista?
‘Flamenco soy’ fue considerado el mejor espectáculo de flamenco de 2000. Mis coreografías, como ‘Latido flamenco’ para el ballet andaluz, fueron un gran éxito. Así lo dijo la crítica. También ‘Entreverao’, para el Ballet Nacional de España. La verdad es que estoy muy contento con mis coreografías; tienen mi sello y son mías. Eso es muy importante para un artista.
¿Qué tienen su farruca y sus alegrías que todos coinciden en señalar como sus bailes bandera?
Yo te digo lo que dice la gente: los flamencólogos, críticos y artistas las han considerado joyas de la danza flamenca. Mi criterio es que tienen una personalidad que es la mía y expresan todo lo que yo soy y siento.
¿En qué tipo de escenario se siente más cómodo: un teatro, un festival, un tablao flamenco…? ¿Por qué?
Sin duda, en un teatro. Más que nada soy un bailaor al que le gusta andar y moverme por el escenario, pero no hay que quitarle merito a los tablaos, porque mantienes mucha comunicación con el público.
No, la verdad que no.
“Los flamencos no nos jubilamos; mis proyectos de futuro son seguir formando figuras del baile”
Seguiriyas y soleá siempre están presentes en mis espectáculos, o bien bailados por mí o por mi compañía.
Cantaores, hoy reconocidos, como Guadiana o El Cigala le acompañaron en el pasado cuando aún eran jóvenes promesas. Tenía buen ojo, ¿no?
La verdad es que me gusta el buen cante, para poder tener un buen baile. Personajes como el Tío Moro, Rafael Fajardo, Ramón ‘El Portugués’, Guadiana y Diego ‘El Cigala’.
Farruquito tiene previsto impartir próximamente un cursillo en su escuela. ¿Qué opina del panorama actual del baile flamenco?
A ver, a mi me encanta la juventud. Y ellos son lo que viene, pero me encantaría que antes de mirar para delante, echen un vistazo atrás.
Cuando a uno le conceden galardones como el Premio Nacional de Danza o la Medalla de Oro al Mérito de la Ciudad de Granada, esto es, le reconocen a nivel nacional, pero también en su tierra, ¿cómo se digiere esto?
Con mucho orgullo y alegría. Es un reconocimiento a tu trabajo.
“Me encanta la juventud, pero me gustaría que antes de mirar para delante, echen un vistazo atrás”
(Risas) ¡Qué va! Los flamencos no nos jubilamos. Mis proyectos de futuro son seguir formando figuras del baile, como lo he hecho hasta ahora, para que el flamenco siempre esté presente y el maestro Manolete, también.