
XXXI Noche Flamenca de Zambra. Cante: Rafael Ordóñez, José Mercé, Arcángel, Reyes Carrasco, Miguel de Tena, David Palomar y Julián Estrada. Guitarra: Chaparro Hijo, Antonio Higuero, Miguel Ángel Cortés, Rubén Lara, Patrocinio Hijo y Manuel Silveria. Palmas y coros: Chicharito, Merche, Víctor Carrasco, Los Mellis (Antonio y Manuel Saavedra), El Pirulo, Marcos, Parradilla, Tolo Escabias, Reyes Martín y Anabel Rivera. Percusión: David El Gasolina. Presenta: Manuel Curao. Lugar: Recinto Deportivo, junto al río Anzur de Zambra (Rute, Córdoba). Día: Sábado, 5 de julio de 2025. Aforo: Lleno (unas 1.800 personas).
Tiene Zambra, pedanía de Rute, el encanto que le aporta estar inmersa en plena naturaleza, la pureza del aire, la tranquilidad… Su festival flamenco ha alcanzado, año tras año, un prestigio difícil de igualar. Aquí acuden aficionados y peñas de diversas partes de Andalucía e incluso de Extremadura.

Manuel Curao, en su presentación, da la bienvenida al público que llena la explanada que acoge este evento. Acomodados junto al sereno río Anzur, que por la noche refresca los áridos días de julio en la Subbética cordobesa. Dice el presentador que «una de las claves del flamenco es la familia. Este festival sirve para hacer familia». Así que no es de extrañar ver a familias que, portando sus pertrechos y avíos, se disponen a disfrutar de una noche intensa de arte jondo. Además de sobrados conocimientos flamencos, posee Curao don de palabra. Así que, uno tras otro, nos va a ilustrar con una erudición, no exenta de amenidad, sobre los artistas que irán pasando por el escenario.

Abre la noche el cordobés Rafael Ordóñez y lo hace con una soleá apolá rematada por caña, un cante que se prodiga poco, pero repleto de belleza. «Ay, yo tengo el corazón dolorío…» Prosigue por serrana, con liviana y rematada por seguiriya; recordando a Pepe El de la Matrona. Se escuchan después los caracoles de Manuela Reyes. Y una majestuosa seguiriya; el buen toque de Chaparro Hijo engrandece el cante: «Y a la mare// de mi alma// pídele perdón// y no le claves// puñales en el corazón». Se despide con una toná dedicada a Lorca; enmudece la guitarra y el público, para que la voz de Ordóñez resuene limpia en el recinto.
Tras cada una de las actuaciones se va a ir repitiendo un ritual, en el que los zambreños agasajan a los artistas participantes, obsequiándolos con dos de los productos joya de Rute: el AOVE de Dcoop y el aguardiente Altamirano.

Llega la voz carismática de José Mercé, con la malagueña de Enrique el Mellizo. Buena manera de comenzar. El cantaor se desprende de la chaqueta, seca su sudor y, como por magia, surge la soleá. La guitarra de Antonio Higuero entra en diálogo con el cante: «Ven a mí que te querré// que el daño que me hiciste// te lo recompensaré// cuando a ti nadie te quiera// ven a mí te querré». Le sigue una seguiriya, muy bien acompañada por el toque de Higuero. «El que hace el cante grande o chico es el intérprete», dice Mercé; y va a poner de su parte para hacer grande el cante por fandangos. Entra el acompañamiento de Chicharito, Víctor Carrasco, y Merche, a las palmas, y el cajón flamenco de David El Gasolina. Nos traen el compás de las alegrías y de las bulerías. A petición del respetable, el maestro se va a despedir con su archiconocido tema: Aire.

Sube al escenario Arcángel. Su voz clara y afinada nos regala su versión de La leyenda del tiempo; los versos de Lorca navegan en la noche de Zambra, flotando como un velero. A partir de aquí, el onubense, con la guitarra de Miguel Ángel Cortés y el acompañamiento a los coros y palmas de Los Mellis (Antonio y Manuel Saavedra) va a enlazar un cante tras otro sin interrupción; fandangos, tangos, caña, soleá: «Cuando te necesitaba// nunca viniste a verme…». ¡Qué bien suena la flamenquísima guitarra de Cortés! Su técnica refinada, de toque limpio y elegante complementa a la perfección el cante sereno, sensible y personal de Arcángel. Por fandangos de Alosno pone fin a una actuación muy aplaudida por todos los asistentes.

Remata esta primera parte Reyes Carrasco, que viene acompañada a la guitarra por el malagueño Rubén Lara y al compás por Marcos y El Pirulo. La cantaora palaciega, con elegante vestido verde de flecos brillantes y chaquetilla torera, proyecta su torrente de voz por alegrías. Cambia de tercio con una soleá por bulerías. Prosigue por tangos: ,«Niña de mi vía, lucero de abril// tienes la carita como una rosita, de pitiminí». Rubén da muestras de su depurada técnica con la bajañí. Y termina Reyes con el cante festero por bulerías y unos fandangos.

Tras un descanso de media hora llega la voz profunda y sentida de Miguel de Tena: «Yo sé que tú me quieres con delirio// porque tus ojos no se apartan de los míos// Pero tu boca no es valiente pa´ decirlo// Y en el reloj del tiempo son minutos perdíos». Son los tangos de Juan Villar. El cantaor nos invita a un paseo por Cádiz, a través de las alegrías. No podía faltar un clásico de su repertorio, el romance: Canto a Córdoba. Con el acompañamiento de Parradilla y Tolo aborda una granaína, en la que Patrocinio Hijo se luce a la guitarra, dando muestras de su virtuosismo y dominio técnico. El público aplaude a rabiar. Dedicados a la ‘tercera juventud’, llegan los peculiares cantes de Pepe Pinto y el cuplé por bulerías: María de la O. Y se despide con sus consabidos fandangos de cacería.

Toma el relevo David Palomar, con la guitarra de Rubén Lara y el acompañamiento a las palmas de Reyes Martín y Anabel Rivera. Por alegrías aparece el compás y el salero gaditano, que va a dar paso a una sentida seguiriya, dedicada a los pueblos que padecen la barbarie de la guerra: «Si algún día yo a ti te llamara y tú no vinieras,// la muerte amarga, compañerita mía, yo la apeteciera». Prosigue con la solemnidad de la soleá; y retoma los ritmos alegres y el compás con los tangos caleteros del Niño del Mentidero, los tanguillos de Cádiz y unas bulerías en las que no falta el baile del cantaor.

Desde Puente Genil llega Julián Estrada, cantaor de la tierra, que siempre cuenta con un sitio en este Festival. Vienen con él su guitarrista de cabecera Manuel Silveria y como palmeros Parradilla y Tolo Escabias. Dicen de Julián que tiene un cante que no busca adornos y que va directo al alma. Para atestiguarlo nos brinda una malagueña rematada por abandolao. Le siguen alegrías y una granaína. Los dedos de Silveria juegan con las cuerdas de la guitarra con una naturalidad desbordante: ¡Impresionante Silveria! Fluyen los tangos y los fandangos. La voz limpia del pontanés llega al público, que saborea los últimos momentos de esta intensa noche flamenca. Las bulerías van a poner el punto y final a la misma.
Son las 5:45 de la mañana. Todos los artistas han recibido el entusiasta aplauso de los aficionados puestos en pie. Pueden estar satisfechos; como sin duda lo están cuantos han asistido al espectáculo. Y José Luis Hinojosa, junto a su equipo de trabajo pueden respirar tranquilos, porque una edición más una Peña, la de Zambra, ha mostrado con orgullo al mundo uno de los Festivales de más empaque del panorama flamenco.
Texto: Inmaculada Gavilán y Antonio Gavilán.
Fotos: Igor Perevoznyk (IP. Flamenco) y Toni Blanco (de Arcángel, David Palomar y Julián Estrada).