El pasado martes, 15 de abril, se rindió homenaje al cantaor Antonio Jiménez González, conocido por todos como Antonio de Canillas. El acto consistió en la inauguración de un busto del cantaor, realizado en bronce por el escultor Juan Vega. En él se muestra al canillero con rostro realista y gesto de manos abiertas, con una pose característica de él cuando cantaba. Ciertamente, si se observa atentamente la escultura parece que va a arrancar a cantar. El encargo de la obra fue realizado por el Ayuntamiento de Málaga y la Diputación Provincial.
La mañana del martes congregó a un nutrido número de personas, entre los que se encontraban los hijos del cantaor: Antonio, Encarni y Carmen; el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; la concejala Teresa Porras; el diputado provincial de Cultura, Manuel López Mestanza; el alcalde de Canillas de Aceituno, Vicente Campos; el presidente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Málaga, Juan Recio; el presidente de la Federación Malagueña de Peñas La Alcazaba, Manuel Curtido; así como personas ligadas al mundo de la cultura, como Salvador Pendón; Antonio Beltrán Lucena; Pedro Gordillo; el pintor Antonio Montiel; destacados artistas flamencos, así como familiares, amigos venidos de todas partes y vecinos de Canillas.
La Federación Provincial de Peñas Flamencas de Málaga estuvo representada en el acto por su presidente, Juan Recio, además de miembros de su Junta Directiva. No en vano, la Federación de Peñas Flamencas cuenta con la Escuela de Arte Flamenco Antonio de Canillas, donde se imparten clases de cante, por parte de Virginia Gámez (presente en el acto); de guitarra, con Francisco Martín Cerdán, y de baile, con la bailaora Sara Carnero. Por lo tanto, esta Escuela constituye una pieza esencial para la preservación y difusión del legado artístico del homenajeado.
En una ocasión dejó escrito Salvador Pendón que Antonio de Canillas ha sido «el depositario más fiel de los estilos malagueños». Ciertamente, se le reconoce a lo largo de una trayectoria de más de cuarenta años, como un experto en todos los palos del flamenco, gran saetero y como el cantaor que más variedad de malagueñas ha interpretado. Pero lo que todo el que lo ha conocido añade es: «¡qué buena persona fue siempre!».
Bajo el busto puede leerse: «Antonio de Canillas. Padre de la Saeta Malagueña». A partir de ahora, queda incorporado al patrimonio cultural y artístico de la ciudad de Málaga este reconocimiento al mundo del flamenco, en un lugar tan emblemático como los Jardines Manuel Atencia, frente al Teatro Romano, en la calle Alcazabilla.
