Rocío Hellín presenta ‘Flamencólica’ (Ediciones Ende, 2018), un libro -parafraseando aquel recopilatorio de Camarón- con alma y corazón flamencos, los suyos. Javier Osuna, presentador y productor de Canal Sur Radio, autor de letras flamencas, de varios libros y también del blog ‘Los fardos de Pericón’, especializado en la historiografía del arte flamenco, dice de ella en el prólogo: «No es fácil abrirse un hueco escribiendo de ‘lo flamenco’. Mi prima lo ha hecho y se ha ganado el respeto, justamente por el exquisito respeto desde el que ella ha partido: sin verdades absolutas más allá de su opinión y fundamentos, sin sentencias de tabanco; conociendo pero sin presunción de conocimiento; sin vanitas vanitatum…»
Abre la obra con un emotivo relato en el que argumenta por qué es flamenca. El que suscribe no pudo, ni quiso, reprimir las lágrimas en la letra de la saeta que el padre de la autora le cantó a su hijo, que salió como penitente…
Hellín dice mucho con poco. Sus comentarios rezuman sentido común, como cuando le aconseja a los artistas dejar en manos de profesionales la gestión de sus redes sociales. Rememora cómo conoció a José de la Tomasa, siendo una adolescente: «Me deslumbró a los 16 años y ahí sigue, cegándome una y otra vez».
En otro artículo, desmonta algunos tópicos flamencos y destaca que «entre una vida normal y una vida flamenca hay muchas diferencias, pero si tengo que escribir alguna, ahora mismo, destacaría la percepción y la sensibilidad con la que venimos al mundo».
Otro pasaje especialmente emotivo del libro es el capítulo dedicado a Mairena del Alcor, adonde «fui a agradecer, como una peregrina que siente la necesidad de llegar a un lugar que le abocó esperanza cuando no podía asimilar que la vida le mordía». Y cómo lloró, «de emoción, de alivio, de sentimiento», en la tumba de Antonio Mairena.
Y no se pierdan el capítulo dedicado a Paco de Lucía, su encuentro con él a la salida de un ascensor, su pellizco para comprobar que era de carne y hueso…