VI Bienal de Flamenco de Málaga. ‘Añoranza’. Dirección artística: Sergio Maqueda. Coreografía: Sergio Maqueda y Laura Triviño. Dirección musical: Carlos Haro. Baile: Sergio Maqueda El Turrano y Laura Triviño. Cante: Chelo Soto, José Manuel Fernández y Gonzalo Carmona. Guitarra: Carlos Haro y José Antonio Rojas. Percusión: Juan Heredia. Flauta: Agustín Carrillo. Lugar: Auditorio Edgar Neville de Málaga. Día: Sábado, 4 de mayo de 2019. Aforo: Media entrada.
Sergio Maqueda El Turrano y Laura Triviño son una buena muestra de la calidad y variedad de los bailaores malagueños. Presentaban su espectáculo ‘Añoranza’ en la Bienal de Málaga y lo hicieron exhibiendo su verdad, el baile que llevan dentro. Esa fórmula nunca falla. Y el público salió encantado.
Además, supieron rodearse para la ocasión de un inmejorable elenco. Carlos Haro, sobre quien recaía la dirección musical, abrió el espectáculo haciendo gala de su virtuosismo y elegancia en el toque, antes de acompañar por malagueñas a Chelo Soto. El Turrano hace su aparición con un elemento ligado tradicionalmente al baile de mujer, el mantón, pero cada vez más usado por determinados bailaores, a modo de capote y prescinde de él en los abandolaos.
José Manuel Fernández se duele en el martinete y carcelera con su voz flamenquísima. Y también, a continuación, por seguiriyas para el baile de Laura Triviño, que exhibe su verdad como bailaora. Fernández interpreta un fragmento de saeta por martinetes y Triviño baila. Bella y emotiva estampa la que componen.
Chelo Soto protagoniza uno de los momentos álgidos de la noche en los tientos de Morente (‘La leyenda del tiempo’ de Lorca) y los tangos de Camarón. Por Huelva, se deja el alma para que El Turrano y Laura Triviño pongan luz y color a su baile.
Agustín Carrillo, habitual en el cuadro de Vicente Amigo, toca una bella pieza instrumental con la flauta, que precede a otro momento emotivo, en que Gonzalo Carmona le canta un cuplé por bulerías a Triviño, que baila con bata de cola negra, pasional y descarnada, dándole cumplida réplica.
Ya en la recta final, El Turrano erige un monumento a la soleá, con elegancia y distinción en su baile. Por bulerías, deja sobradas muestras de flamencura. Y tras la ovación del respetable, fin de fiesta por bulerías.