XLII Festival Flamenco Río del Cante. Cante: Antonio Porcuna El Veneno, Macarena de Jerez, José de Chaparro y Rancapino Chico. Guitarra: Rafael Montilla Chaparro Hijo, Ismael Heredia, Chaparro de Málaga y Antonio Higuero. Baile: Paula Sierra (Cante y compás: Tania Ortega y Vicente Román. Guitarra: Juan Manuel Fernández). Presentación: Antonio Gavilán. Lugar: Recinto de la Piscina Municipal de Riogordo (Málaga). Día: Lunes, 14 de agosto de 2023. Aforo: Casi lleno.
La lluvia de estrellas de Las Perseidas ha dejado en Riogordo un halo flamenco. Por tarantos comienzan Tania Ortega y Vicente Román para que entre en escena Paula Sierra. Porte y temple el de la bailaora de La Venta de Vargas. Con un baile sereno, acompasado, sin estridencias. Las bulerías, cantadas y jaleadas por los dos artistas malagueños, sirven de transición para que la bailaora, con su vestido violeta intenso y mantón blanco, sorprenda por alegrías. Vuela el mantón de Paula, precedido por un vertiginoso taconeo, giros y braceo llenos de plasticidad. Esta actuación, sin duda, ha captado la atención del público, abonando el terreno para escuchar el cante.
Turno para Antonio Porcuna El Veneno, que muestra su concepto de cante sobrio y natural con una soberbia soleá. Sigue por malagueña, que enlaza con zángano de Puente Genil y fandango de Frasquito Yerbabuena: «Voy a encender dos altares// en el barrio de la Victoria,// en la reja de mi novia// y en la tumba de mi mare// que siempre tengo en mi memoria». Cambia de tercio por alegrías. Y la guitarra de Chaparro Hijo se funde con la voz de El Veneno en la seguiriya. Alguien dijo que una seguiriya bien cantada es capaz de parar el tiempo. La que se escucha ahora es acogida por el público con un impresionante silencio. La despedida la hacen por fandangos.
Llega Macarena de Jerez arropada por la guitarra de Ismael Heredia y el compás de Ali de la Tota, Manuel Vinaza y Macarena Vinaza. Comienza por tientos-tangos, a los que sigue una malagueña de El Mellizo, que remata por abandolao. Macarena es una cantaora larga que, además, cuenta con una gran soltura y espontaneidad en el escenario. Da muestra de ello con sus fandangos. Y después, por bulerías, recordando a su tierra jerezana, despliega su energía con la voz y con el baile, marca de la casa, con los que cierra su actuación con aires de fiesta.
José de Chaparro es un cantaor joven, que se va abriendo paso en el mundo del flamenco. Muy querido en Ríogordo, por ser de allí sus abuelo paternos, Domingo y María. Nos trae una soleá por bulerías, a la que sigue una malagueña rematada por abandolao, en la que su guitarrista habitual, Chaparro de Málaga, da un recital de buen toque: «Para ser buen cantaor// hay que cantar malagueñas// como las cantó Chacón// el gran Canario, La Trini, El Pena// o como las canto yo». Se escucha ahora la profundidad de la seguiriya, muy bien acompañada por una guitarra pura, honda y sensible. La parte más festiva llegará por tangos, fandangos y bulerías, pataíta de arte incluida.
El broche final lo pone Rancapino Chico, primero con una soleá por bulerías, seguida por tientos. Buena guitarra la de Antonio Higuero, acompañante habitual de Alonso y con el que se siente a gusto. Suenan los tangos: «Que yo me estoy enamorando// de tu carita poquito a poco// ¡Ay! Anda vete a un doctor//porque me estoy volviendo loco.// Que si es verdad que tú me quieres a mí,// que con el rimpimpin…» El timbre de voz acaramelado del cantaor recuerda a su admirado Camarón, que junto a Manolo Caracol y Rancapino son sus principales fuentes de inspiración.
Le escuché decir a Alonso, en una entrevista, que “el cante tiene que salir de dentro”. Y de ahí fluyen las bulerías finales. Aunque la última palabra la va a tener el público, que pide otra, otra… Así que cantaor y guitarrista se despiden con un fandango, a viva voz, sin micrófono. Tras casi cinco horas de buen flamenco, termina el espectáculo. Río de cante en Ríogordo.
Fotos: Antonio Gavilán
