XIX Suma Flamenca 2024. Flamenco en el Ateneo. Guirarra: José del Tomate. Segunda guitarra: Cristi Santiago. Percusión: Johny Cortés. Día: Jueves, 3 de octubre de 2024. Lugar: Ateneo de Madrid. Aforo: Lleno.
Se esparció un aura sangrienta contra los retratos de viejos escritores, derramando gotas de oro, derrochando cadenas y retumbando latidos de tierra alrededor de la sala. El público, silente (puesto que no acostumbran a jalear), dejaba su oído a merced de la bajañí, heredera de sus ancestros, para escuchar la duca original de una dinastía, que, después de siglos, es llorada bajo el tacto sensible de José del Tomate.
Acompañado a la percusión por Johny Cortés y a los rasgueos y armonías porCristi Santiago, la triada calé tiñó de luz los poemas que algún día fueron recitados bajo las mismas paredes, solo que esta vez los versos fueron escritos con uñas y cuerdas.
Plaza vieja
Astor Piazzolla es de Pescadería, o al menos, José del Tomate arrastró su bandoneón a los callejones de La Chanca, para brindarnos una taranta ‘obliviana’, una pieza que retumba hambre y belleza, la soledad vieja de sus mayores rezumada por un tiento de juventud, por un roce delicado, una piel tersa y morena acostumbrada a un mar de plata, que ejecuta la pena argentina tras los vientos de una taranta almeriense.
Tal desempeño y composición arropó al tango bajo un manto de cobre. La tristeza minera caló en los oyentes con su murmuro, pues fue tallada en su forma más sanguínea, regalando un sentir único, de metal desaliñado y alma de cimbre.
Puerta Purchena
Un recuerdo por tanguillos, un anhelo que rocía las piedras de la plaza y atrae su brisa por ventanas de oriente. Esta obra fresca y tierna, prudente en la belleza y rebosante de compás, fue interpretada por el trío, llevando su unión genuina por caminos de flores, como si azucenas y jazmines se mecieran invisibles por el escenario. Una composición preciosa, que germinó a través del aire gracias a su cadencia ilustre y gitana.
Zambra del Moro (Tharsis)
¡Ay, aquella zambra,
que canta el niño y recita
el padre,
zambra que se arraiga
por entre las almas
de un Fernández!
El joven Maestro derrochó sensibilidad nueva a la vez que anciana, homenajeando su abolengo con un altar de danzas moriscas, pareciera que entonase una oda al vino a orillas del Darro.
Esta pieza, compuesta por su tío El Niño Miguel, genio innegable, nos traduce al idioma de las guitarras los arcos, las fuentes y alcazabas, fundiéndose en un llanto de hierro y azufre, que solloza el tocaor sobre las tablas.
Bulerías
Apenas me dio tiempo a suspirar, ya estaba atrapado bajo el compás eterno y su certidumbre de raza, cubierto por adornos delicados y bisuterías de arate.
Oro, oro y luz sobre una mar que va y vuelve entre silencios gualdos, como un cielo agitado por olas de luz, de luz y oro. Sus falsetas de arteria melada y joven, rizando al bronce que fue tañido en Egipto, como una gruta en las minas, como una campana de piélago azul redoblando su metal hasta el morir de los acordes.
Echegaray, Galdós y Valle-Inclán, fueron algunos de los testigos de dicha interpretación, donde José del Tomate, Cristi Santiago y Johny Cortés encendieron para el Ateneo una lumbre de poesía, llameante en juventud y candente de las musas. La literatura debe provenir de la música, y estos jóvenes vinieron para demostrar su origen.
Fotos: Pellizco Flamenco.