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Actulizado 1:17 AM UTC, Oct 4, 2024

Miguel Poveda, quien pueda que empate

Starlite FestivalCante: Miguel Poveda. Guitarra: Jesús Guerrero. Palmas y coros: Carlos Grilo, Los Makarines (percusión) y El Londro (cante). Percusión: Paquito González. Piano: Joan Albert Amargós. Bajo: José Manuel Posada Popo. Artista invitada: Baile: La Lupi. Recitados: Juan Fernández. Lugar: Cantera de Nagüeles en Marbella (Málaga). Día: Jueves, 8 de agosto de 2024. Aforo: Lleno.

Miguel Poveda lo tiene todo y lo da todo. Tiene unas facultades prodigiosas, conocimiento, afición y una inteligencia e inquietud desmedidas al servicio del flamenco y de su evolución como artista. Y así lo pudieron constatar una vez más quienes acudieron a Starlite Marbella a la presentación de su nuevo disco, ‘Poema del cante jondo‘, sobre el libro homónimo de su admirado Lorca. Como reza el dicho popular, quien pueda que empate.

«Me ha dicho Federico —asegura el actor Juan Fernández, que también pone su voz en el disco— que los poemas no son de nadie, son como las semillas del aire… Es un acierto llamarle así, del cante jondo, más hondo que el corazón que lo crea y la voz que lo canta… Viene el primer llanto y el primer beso».

Tras una intro percusiva, la caña (¡Ay!), palo prácticamente en desuso que ha recuperado en su último álbum con unos coros de pellizco, como el que cantaor catalán provoca con su cante.

Continúa por malagueñas (Juan Breva), en las que se luce Jesús Guerrero al toque. «Juan Breva tenía cuerpo de gigante y voz de niña, nada como su trino, era la misma pena cantando detrás de una sonrisa». En los abandolaos, entre ellos el fandango de Frasquito Yerbabuena, entra en escena La Lupi, que baila con maestría.

«Espero que se vayan llenos de amor. Yo me voy lleno de amor y de gratitud. En aquellos años de Lorca el flamenco no estaba bien visto. Es importante que el flamenco clásico esté presente en festivales como Starlite. Federico lo tenía clarísimo y organizó el Concurso del 22. Nos iremos adentrando en la belleza de la poesía de Lorca, con este disco que he grabado con Jesús Guerrero», expone Poveda.

Prosigue por cantiñas (Badalilla de los tres ríos) y soleá, dando las cinco pesetas del duro y echando el corazón por la boca.

«La seguiriya es como un cauterio que quema la garganta del que la dice. Queremos recordar a Silverio Franconetti, creador de estilo y que cantó como nadie el cante de los cantes», recita Juan Fernández.

Y Miguel Poveda le réplica por seguiriyas (Retrato de Silverio Franconetti). »Entre italiano y flamenco, ¿cómo cantaría aquel Silverio?» Los vellos como escarpias. Vuelve Fernández: «Su grito fue terrible. Los viejos dicen que se erizaban los cabellos, y se abría el azogue de los espejos. Pasaba por los tonos sin romperlos. Y fue un creador y un jardinero. Un creador de glorietas para el silencio». Y de la pena negra a la fiesta por bulerías, en las que también evoca a Lorca con Anda jaleo.

«Hay un poema que no he grabado —confiesa—, pero he hecho una versión con dos amigos artistas que admiro infinito, Los Makarines, que me acompañan hoy y que seguramente grabaremos algún día, Corazón malherido por cinco espadas, la guitarra, dedicado a los guitarristas y en especial a mi Jesús Guerrero». Es una maravilla, los contrastes de voces, la voz portentosa de Poveda y las voces dulces y sutiles de Los Makarines. Y en el fondo, late Lorca, eterno.

Enhebra los cantes de El Piyayo («Málaga entera parece un jardín de la alegría») con los tangos de El Titi de Triana, para que La Lupi rememore un momento épico de su gira ‘ArteSano’. Baile pastueño y descarado, a dúo con Poveda. Momento álgido.

Juan Fernández recita el poema lorquiano Las seis cuerdas: «La guitarra hace llorar a los sueños. El sollozo de las almas perdidas se escapa por su boca redonda. Y como la tarántula, teje una gran estrella para cazar suspiros, que flotan en su negro aljibe de madera». Y Jesús Guerrero ofrece un toque solista con el arrope de Paquito González a la percusión.

Vuelve Poveda por bulerías (Canción de la madre del amargo) al compás de las palmas, rodeado en círculo por los palmeros y el percusionista sanluqueño.

De nuevo por tangos (Encuentro), en este caso los del último álbum («Ni tú ni yo estamos en disposición de encontrarnos»). El público emocionado aplaude enhiesto. Y de la insinuación de los tangos al recogimiento de la saeta (Gitano de Sevilla), primera que graba el catalán, con González al tambor.

Presenta a su cuadro: A su compadre Carlos Grilo e invita a cantar a El Londro, que canta una pincelada por bulerias de su tierra pa’ comérselo. «La difícil sencillez», resume Poveda. Los Makarines, «una sinfónica de Sevilla». Paquito González, «mejor que él no hay nadie». «Un viaje a las entrañas del ‘Poema del cante jondo’ en compañía de Jesús Guerrero». «Y un genio vivo de la música, el maestro Joan Albert Amargós». Y arrostra la bulería Paisaje, con la que cierra la parte flamenca.

Turno para la copla o canción andaluza, en la que Amargós, Popo y Paquito González le conceden un descanso. Se incorporan Poveda y Jesús Guerrero en La senda del viento, con la gran Carmen Amaya en el recuerdo.

Interpreta, acto seguido, Ojos verdes, copla de Rafael de León… y de Lorca, que cantó primero Miguel de Molina y luego popularizó La Piquer, y Ni un padre nuestro. Lo da todo, poniendo el alma, es un artista total.

Y ofrece una interpretación descarnada de Mi amigo, de Rafael de León. «Por el respeto a que cada uno ame como quiera y por una sociedad cada día mejor».

Aún quedaba una vuelta sentimental a su patria, que como diría el poeta es la infancia. «Esto es un viaje, hemos transitado por muchos lugares y hay un lugar en mi corazón, mi barrio andaluz de Badalona». Y rememora sus vivencias con las vecinas de sus padres, su mili, que fue soldador con dieciséis años y los artistas que escuchaba (Los Chichos, Tijeritas, Los Chunguitos…). Gracias al poder evocador de la música vuelve a su rellano y se emociona hasta las lágrimas, Chicheando.

Ya en los bises, tras casi tres horas de recital, canta la rumba Canción del gitano apaleado, «dedicada a las personas que sufren discriminación». Agradece la presencia de «la gran Reyes de la Tomasa (hermana de José de la Tomasa), y de Lola de Écija» y dice adiós con Dame la libertad, de El Lebrijano, mientras se pasea entre un respetable entregado. Lo dicho, quien pueda que empate.

Fotos: Ana Palma.

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