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Actulizado 1:29 AM UTC, Mar 28, 2024

El plato fuerte, Miguel Astorga y Antonio Soto

Circuito ‘Flamenco por las peñas’. Cante: Miguel Astorga. Guitarra: Antonio Soto. Baile: Grupo de Baile de Cartaojal, de Ana Pozo. Lugar: Edificio de Usos Múltiples de Cartaojal -Antequera (Málaga). Día: Domingo, 27 de octubre de 2019. Aforo: Lleno.

El plato fuerte, dentro del circuito de la Federación de Peñas Flamencas de Málaga ‘Flamenco por las Peñas’ (a parte del potaje de bacalao), Miguel Astorga y Antonio Soto.

Acompañados por sus madres, la abuela de Miguel, de 94 años, e Isabel, madre de Antonio, y familia; gente llegada de Archidona, de Antequera, de Campillos, de Málaga, de Cuevas, de La Joya, de Villanueva de Algaidas, diversos lugares; y mucha gente de Cartaojal, entre los que se encontraban la familia de los miembros del Grupo de Baile de Cartaojal, de la peña, dirigido por la bailaora Ana Pozo, que arrancaron oles y aplausos constantes en sus dos pases.

Dos pases hizo también Miguel Astorga, que regaló a los presentes malagueñas de la Trini, jaberas y abandolaos; granaína y media; caracoles, bulerías, soleá de Tomás Pavón, cantes de Rafael Romero El Gallina (las serrana) y unos tangos preciosos, diferentes, que yo no reconocí. Hizo también los cantes del Piyayo, geniales por la ejecución (por su voz) y por el aire que tanto él como la percusión de Antonio Soto sobre su guitarra le dieron a ese cante tan agradable de oír y tan conocido entre los aficionados.

Este disco que presentó ayer en nuestra peña, ‘Eterno presente’, es un trabajo moderno, puro, trabajado con conciencia flamenca, respetando a los autores primeros más que a los cantaores de fama que se apropiaron de esos cantes. Los caracoles, dedicados a su hija, son una canción a la que le dieron una musicalidad diferente a lo que estoy acostumbrado, me encantó.

La guitarra, genial, sin palabras. Antonio Soto parece que estaba a gusto y se notaba en su entrega, en su toque por granaína, en la solemnidad que corresponde a una soleá, en su percusión, que nunca resultó excesiva por lo elegante, con falsetas propias y clásicas. En definitiva, para no perdérselos allá donde vayan.

 

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