Ciclo ‘Versos y Jipíos’. Cante: Angelita Montoya. Guitarra: Fran Cortés. Palmas: Cristóbal García y Juan El Laike. Lugar: Sala La Cochera Cabaret de Málaga. Día: Miércoles, 13 de noviembre de 2019. Aforo: Lleno.
Perteneciente a una de las casas cantaoras señeras de Sevilla, Angelita Montoya cautivó al público que llenó la malagueña sala La Cochera Cabaret, en la segunda cita del ciclo ‘Versos & Jipíos’, con su reivindicación de las poetisas del 27, a las cuales dedicó su disco ‘Versos olvidados’, en el que puso su cante al servicio de los poemas de Concha Méndez o Zenobia Camprubí, entre otras.
Principia por tangos, en los que pellizca cuando se refiere a su Triana, con su voz rotunda y enduendada y Fran Cortés, hijo de Chiquetete, solvente en el toque.
Prosigue por soleá sobre los versos de Concha Méndez, que al igual que el resto adaptó musicalmente Jésica Cánovas, «una catalana que tuvo mucho gusto», explicó.
Le cantó por alegrías a Zenobia Camprubí, mujer del Nobel Juan Ramón Jiménez, una delicia salinera en su dulce voz, que recuerda por momentos a la de su hermana Lole.
Acto seguido, reivindica a la mujer y homenajea al añorado Manuel Molina por bulerías, con una introducción cuasi jazzística de Fran Cortés que se vuelve flamenquísima luego. «No pienses en el ayer, sigue camino adelante que lo que sea ha de ser».
Dijo adiós, enhiesta, por fandangos de Huelva, con el título homónimo al disco, ‘Versos olvidados’, que le dedica al público con un bello y reivindicativo recitado incluido. El respetable, puesto en pie, la despide con un caluroso aplauso y pidiéndole otra. Ella le corresponde con sentido del humor («No os vais ni con agua caliente») y un fin de fiesta por bulerías, con pataíta de arte de los palmeros; no en vano uno de ellos, Cristóbal García, es un gran bailaor. «Me voy feliz, contenta y satisfecha», confesó.
