
Adiós a Andrés de Jerez a los 61 años. El cantaor jerezano, que vivió buena parte de su vida en Francia, donde era muy apreciado su cante, ha fallecido a causa de un cáncer.
Lo conocí en diciembre de 2022 a través de un amigo común, Diego Francés, que me lo presentó. Vino unos días a Fuengirola y pasamos ratos impagables. Era un cantaor muy personal, agujetero, no en vano se crió a pocos metros de la casa de Agujetas, pero con sello propio. Vivía y sentía el flamenco con mucha intensidad.

En esos días, a su lado, pude comprobar también su gran calidad humana. Y nos cogimos cariño. Como suele ocurrir en este mundillo, le llamaba Tito Andrés y él a mí sobri. Y mantuvimos el contacto en la distancia.
Me habló de sus colaboraciones con Califato 3/4, de su disco de debut, ‘Arañando el alma’, que presentó en su día en el Festival de Jerez, de su vida en Francia, de su vuelta a su Jerez natal, para retornar después al país galo…
Fueron días intensos y memorables. Visitamos varias peñas, mi querida Peña Unión del Cante de Fuengirola-Mijas, la Peña La Repompa de Benalmádena en el Museo Taurino de Arroyo de la Miel, la Peña Torre del Cante y la Peña de Pedrera.

En la Peña Unión del Cante, coincidió con unos gitanitos jóvenes de Fuengirola que exhibían una gran afición y devoción por el también cantaor jerezano Luis de la Pica. Como no había guitarra ni guitarrista, Andrés de Jerez les marcó el compás con los nudillos y palmas y les dedicó unas letras, con las que hizo las delicias de los chiquillos, que le dieron la réplica. Momento mágico.

Como también lo fue para mí cuando me presentó a Miguel Poveda, al que fuimos a ver al Auditorio Príncipe de Asturias de Torremolinos. Tenían una palabra clave —’Ankawa’, del lenguaje de Tarzán— para recordar bonitos momentos vividos en común.
También tuve la fortuna de conocer a su hermano Jaime y su familia el día que fuimos a la Peña Torre del Cante. Y de escucharlo cantar en la Peña de Pedrera, en un momento en que se sintió a gusto, por fandangos con los que te llegaba al alma.
¡Hasta siempre, querido amigo! Descansa en paz, Tito andrés. Un abrazo fuerte de tu sobri.
Foto de portada: Miguel Ángel González.