
Festival Starlite Occident de Marbella. Tomatito e Israel Fernández. Guitarra: Tomatito y su cuadro: (Segunda guitarra: José del Tomate. Artista invitada, baile: Karime Amaya. Cante y palmas: Kiki Cortiñas y Morenito de Íllora. Percusión: Jonhy Cortés. Palmas: Antonio El Pescaito, José Antonio Torres y Cristi Santiago). Cante: Israel Fernández. Guitarra: Diego del Morao. Palmas: Marcos Carpio y El Pirulo. Percusión: Ané Carrasco. Lugar: Cantera de Nagūeles en Marbella (Málaga). Día: Viernes, 22 de agosto de 2025. Aforo: Casi lleno.
Tomatito, que evocó a sus dos grandes referentes, Camarón y Paco de Lucía, e Israel Fernández deslumbraron en Starlite Marbella con su verdad.

Principia Tomatito por alegrías, con la flamenquísima voz de Kiki Cortiñas y letra evocadora de Camarón. Prosigue por bulerías. Roto el hielo inicial, por momentos se le dibuja una sonrisa en el rostro. Disfruta y hace disfrutar al respetable.
«Encantadísimo de estar aquí en Starlite, en Marbella, que es maravilla pura, y vamos a hacer una balada, Two much, que grabé con Michel Camilo y se la quiero dedicar al más grande guitarrista de la historia, Paco de Lucía», comenta el almeriense, que está muy bien arropado por la prometedora sonanta de su hijo, José del Tomate. Una delicia.
Y de uno de sus espejos a otro, Camarón, al que acompañó durante dieciocho años, con La leyenda del tiempo. Las voces de Cortiñas y Morenito de Íllora le dan el contrapunto perfecto para recordar aquel mítico disco homónimo que rompió moldes y abrió nuevos caminos.

Sin solución de continuidad, tangos, con Morenito y Cortiñas mano a mano, en un duelo de gran altura. Momento álgido. Curiosamente, los cierran por bulerías.
El escenario se torna tablao para el baile racial de Karime Amaya, sobrina nieta de la legendaria Carmen Amaya, por soleá por bulerías.
Aborda sus conocidas Bulerías de gata, con su personalísimo sello, arropado por su cuadro, y un golpe de efecto final imbatible, la Nana del caballo grande de Lorca en la voz del genio de San Fernando, acompañado por el Tomate. Emoción a raudales. Los vellos como escarpias. Lanza un beso al cielo y se marcha entre los aplausos de un respetable enhiesto y emocionado.

Turno para Israel Fernández. Van desfilando los componentes de su cuadro sobre las tablas, primero la percusión, luego los palmeros, la guitarra de Diego del Morao y finalmente el cantaor toledano.
Abre el fuego por soleá por bulerías, dando las cinco pesetas del duro. «Estamos muy felices, no orgullosos, porque en mi casa siempre escuché estoy feliz, no estoy orgulloso, de estar aquí, en este lugar con tanta magia y amor. La música está en los lugares que debe estar. Es una bendición y un regalo de Dios que esté conmigo Don Diego del Morao. Voy a cantar de la forma que mi corazón puede expresarse, con humildad. Y compartir escenario con el Tío Tomate, al que siempre he admirado… Los sueños se cumplen. Voy a dejarme el alma para todos ustedes».

Por tientos («Las sabanitas de mi cama tienen lástima de mí, como yo te lloro cuando me acuerdo de ti») – tangos, juega con el compás a su antojo. «Me acuerdo de mi familia, mis tíos y mis abuelos, esas benditas reuniones, en mi corazón los llevo». Estribillo pegadizo y sumamente emotivo.
Como en ocasiones anteriores, canta —en este caso por granaínas— y se acompaña al piano. «Esto me da mucho miedo, pero puede más el amor. Lo toco desde chiquitito, soy autodidacta, lo aprendí a tocar en la iglesia. Pido disculpas si hay algún pianista, pero lo voy a hacer lo mejor que pueda», confiesa.
Vuelve su cuadro por bulerías, con Diego del Morao en estado de gracia y muy bien acompañado por Marcos Carpio y El Pirulo, a las palmas, y Ané Carrasco, a la percusión.
Y un paso más en su trayectoria, acompañarse él mismo a la guitarra: «Estoy muy nervioso. Es la primera vez en mis años de carrera que lo voy a hacer. Yo, de chiquitito en la casa de mis padres, en la escalera con reverb natural, me ponía a cantar. Voy a hacer un cante que yo hacía en mi casa. Una balada del tío Zíngaro, Lola María. «Digo lo mismo, si hay algún guitarrista…», bromea.

Rentrée con el cuadro por bulerías, excelso él, Morao —con quien la complicidad es plena— y quienes lo acompañan. Gustan y se gustan. Plena complicidad con Morao. «Como siempre —asegura— hemos cambiado el repertorio y no hemos hecho nada de lo que teníamos previsto»
Tras un largo y caluroso aplauso del público puesto en pie, les regala unos fandangos, uno de ellos de El Gloria, con la belleza y emotividad propias de este estilo. Y ante la insistencia de los aficionados, fin de fiesta por bulerías, pataítas de arte incluidas. Brillante colofón a una noche memorable.

Fotos: Starlite Occident.