Icono del sitio Revista Pellizco Flamenco

Miguel Poveda vuelve a apabullar en el Starlite Festival de Marbella

Miguel Poveda vuelve a apabullar

Starlite Festival. Cante: Miguel Poveda. Guitarra: José Quevedo Bolita y Jesús Guerrero. Palmas y coros: Carlos Grilo, Los Mellis y El Londro (cante). Percusión: Paquito González. Violín: Olvido Lanza. Piano: Joan Albert Amargós. Artistas invitados: Baile: La Lupi y La Farruca. Guitarra: Diego del Morao. Lugar: Cantera de Nagüeles en Marbella (Málaga). Día: Viernes, 21 de agosto de 2019. Aforo: Casi lleno.

Miguel Poveda vuelve a apabullar en el Starlite Festival de Marbella. Le dio una vuelta de tuerca a su última propuesta (‘El tiempo pasa volando’) con la coherencia interna de remozar la música que escuchaba de niño en su barrio natal, especialmente rumbas; la copla o canción andaluza, memoria sentimental de los españoles y de su casa; la poesía, con Lorca tatuado en su brazo y en su corazón; y, por supuesto, el flamenco, su seña de identidad.

Abre pellizcando con ¿De qué manera?, bulerías que compuso durante el confinamiento dedicadas a los sanitarios («ángeles de bata blanca, aquí va mi gratitud») y con la finalidad de recaudar fondos para ayudar a encontrar un remedio o vacuna para el Covid-19.

Un audio de Lorca al piano precede a las canciones populares que el poeta granadino recuperó y musicalizó en su día, como Los cuatro muleros o Anda jaleo. Espectaculares los coros de Los Mellis y El Londro y el compás de Carlos Grilo y el metrónomo de Paquito González a la percusión. Una auténtica delicia. «Viva Federico», espeta e interpreta uno de sus poemas, El silencio, que suena estremecedor con Olvido Lanza al violín.

«Gracias a todos, también a las sillas vacías. Desde el año pasado vengo soñando con este día. Somos almas que necesitamos el alimento de la música. Juntos venceremos», sentenció.

Acto seguido, volvió al barrio de Badalona que lo vio crecer, «que es el barrio de todos. Soy todo de ustedes, hagan conmigo lo que les dé la gana», espetó e interpretó, entre otras, Me quedo contigo, de Los Chunguitos; Llorarás de pena, de El Zíngaro; Otro camino y Como un volcán, de Los Chichos

Turno para la copla. Tras un popurrí introductorio  (María de la O, Me embrujaste, La bien pagá y Ojos verdes), Vente tú conmigo, Mi amigo (Bambino en el recuerdo), o A ciegas, con Amargós y Lanza, bellísima y sumamente emotiva. ‘El universo del flamenco te debe muchísimo», le indica al pianista catalán, que colaboró con Paco de Lucía y Camarón, entre otros. En un momento dado, La Farruca le baila con el arte de su linaje.

Se le ve muy a gusto sobre el escenario y pone el alma en cada interpretación. Tras la Zambra de Bambino, se concede un descanso con el cuadro por bulerías. Suenan entre otras Alfileres de colores o Mis tres puñales.

Vuelve por peteneras, a solas con Jesús Guerrero, que junto a Bolita ejercen su maestría en el acompañamiento. Una señora le pide Qué no daría yo, de Rocío Jurado, y le corresponde, pese a no haberla cantado nunca antes. 

Para la soleá por bulerías y cuplés por bulerías, echa mano de la guitarra ensolerada y con soniquete de Diego del Morao, hijo de Moraíto Chico, «un flamenco con bouquet», al que homenajea. Momento cumbre.

En las guajiras, le cede el protagonismo a El Londro y en los tangos de El Titi de Triana, a La Lupi. «¡Viva Málaga!». Se marca una pataíta de arte a dúo con ella, que baila pastueña, con la guasa propia de este palo.

Ensalza a los integrantes de su cuadro («Es un honor tener conmigo a músicos de primera») y homenajea a su admirada María Jiménez («La quiero, la adoro») con ¡Qué felicidad la mía! y prosigue con Mis tres puñales.

«Saldremos de ésta», dijo en la despedida por alegrías y bulerías de Cai, para las que vuelve La Lupi con una espectacular bata de cola.

Aún habría tiempo, hasta completar las dos horas y media, para que sonaran Voy a perder la cabeza por tu amor, pataíta de arte incluida, y Dame la libertad con su banda al completo. Apoteósico, incontestable. El respetable lo despidió enhiesto y con un caluroso aplauso.

Fotos: Mariló Sánchez y Antonio Paz

 

Salir de la versión móvil