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José Menese, auténtico, rebelde e inamovible

Auténtico, rebelde e inamovible son los tres calificativos que se desprenden del visionado del documental ‘Menese’, de Remedios Malvárez, sobre el añorado cantaor morisco. Se podría añadir un cuarto, en palabras del pintor Francisco Hidalgo, «hipersensible, todo le afectaba»

«Manuel, me moriré siendo inamovible», refiere Manuel Martín Martín, crítico de flamenco de El Mundo, sobre la confesión que le realizó Menese. Sus compañeros de tertulia (Calixto Sánchez, Antonio Carrión y un aficionado local) lo califican como «auténtico, coherente». Su viuda, Encarnación Gil, como «rebelde» y sentencia: «Nadie ha podido dominar a José Menese«.

Gil define al que fue su compañero de vida en los siguientes términos: «Me enamoré de la persona; transmitía mucho sin cantar. Era una persona con una fuerza impresionante. Tenía una mirada de niño, entrañable, de buena gente».

La cinta narra los inicios laborales de Menese en la zapatería paterna («No me gustaba en absoluto; estaba allí a la fuerza»), en la construcción, en el molino de aceite, recogiendo algodón, aceitunas… Eran tiempos difíciles, en plena posguerra.

Con diecisiete años, empieza a frecuentar el Bar Central de su pueblo, La Puebla de Cazalla, regentado por un buen aficionado, Fernando Guerrero. «Ahí es donde se me despiertan las ganas de cantar», asegura. Y allí conoció al pintor y letrista Francisco Moreno Galván, que sería decisivo en su trayectoria artística.

Da el salto a Madrid. «Los comienzos fueron un poco duros, hasta que se tercia hacer una prueba, una maqueta que se llama ahora) para la RCA, les gustó y se hizo el primer disco en el año 63, que fue un salto cualitativo».

«Pepe era más bien trabajoso. Tenía una tendencia a la arrogancia. Había que dulcificar le la mirada», asegura el prestigioso fotógrafo argentino Pepe Lamarca.

Mairenista confeso («Le tenía un respeto increíble, porque para mí representada lo que sigue representando el cante, esa forma rancia, pura de cantar») desoyó el consejo que, según su viuda, le dio Antonio Mairena: «Tú dedícate al cante, ni mujeres ni nada. Tienes que vivir para esto. Pero José se fijó en mí y en muchas mujeres, fue un conquistador». De hecho, se airea su relación paralela con Angelines, que le dio otro hijo, que, curiosamente, nació el mismo día que el vástago que tuvo con Encarnación.

La película recuerda que Menese actuó en destacados escenarios, como el Teatro Olympia de París, la Asamblea General de la ONU o el Patio de los Arrayanes de la Alhambra, «donde él decía que más a gusto se sintió, aunque en una peña con gente agradable, se volcaba cantando», destaca Gil.

Participan con su cante y sus reflexiones La Tremendita («Creo que en el flamenco es fundamental la mirada hacia atrás para seguir hacia delante, como hizo él»), Rocío Márquez («Él fue el referente del compromiso en su generación y ha servido de inspiración a los de la mía») y Laura Vital con Raúl Rodríguez («Tenía la capacidad de hacer eterno lo efímero. Te pellizcaba el alma para siempre. Eso sólo lo tienen los genios»).

El documental puede verse en abierto durante estos días de confinamiento a iniciativa de la productora Producciones Singulares.

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