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«Nos hemos creído más importantes incluso que los artistas»

Composición de la mesa del encuentro de críticos flamencos.

I Congreso Internacional de Flamenco – Sevilla. 12/11/2011

«Los críticos se arriesgan a ser mal queridos por el resto de sus días; duro oficio el que tienen», había advertido ya el escritor Félix Grande en la primera sesión de ‘Flamenco y medios de comunicación’. Roger Salas, crítico de danza del diario El País, que ejerció como moderador en el encuentro de críticos flamencos, aseveró que «las hemerotecas siguen siendo el abc científico para la investigación. El trabajo del crítico se merece un respeto, pues tiene que establecer distancia con el objeto artístico».
A continuación, se extractan las declaraciones más significativas de los participantes en el citado encuentro de críticos (hubo quien subrayó destacadas ausencias, como las de Manuel Bohórquez, de El Correo de Andalucía; Juan Vergillos, de Diario de Sevilla; y Ángel Álvarez Caballero, de El País, entre otros):

Manuel Martín Martín (crítico de flamenco de El Mundo de Andalucía): «El primer compromiso del periodista es el respeto a la verdad. La crítica no debe inventar el porvenir; el periodista debe vivir en la ética». «La crítica no es cultivar amigos, sino hacer crítica de políticas culturales y alejarse de servidumbres».

Dolores Pantoja (crítica de danza de El Correo de Andalucía): «Entiendo la crítica como un análisis. Me quedo con la dimensión estética. Con el flamenco, se complica. Se le pide al cantaor que conozca bien lo que canta, que transmita, que convoque a los duendes…»
Marina Cepeda Fuentes (presentadora en Italia del programa ‘Che bolle in pentola’ en Radio 2): «No soy crítica de flamenco. Vivo en Italia desde hace cuarenta años y difundo las tradiciones de mi tierra, no sólo el flamenco, que llevo en la sangre, pues soy de Triana». «He seguido la Bienal de Flamenco desde su primera edición. Explico lo que he visto teniendo en cuenta que me dirijo a un público que sabe poco». «El crítico tiene que ser honesto, independiente. Es un peligro hacer crítica para no enemistarse. En las relaciones estrechas entre medios y artistas, el crítico pierde independencia».  
Alfredo Grimaldos (crítico de flamenco del Diario El Mundo): «Quería haber bailado como Farruco o escribir como Caballero Bonald y me quedé en periodista. No sólo hago crítica, también reportajes, entrevistas, notas previas, informaciones…» «Los flamencos son más accesibles, más cercanos que los divos del pop. Se establecen relaciones personales que hay que solventar al hacer la crítica, sobre todo cuando es mala». «Se hace periodismo de aclamación, se tiende a ensalzarlo todo. Hay que buscar un equilibrio. Tampoco hay que parecer inquisidores ni dar por bueno todo. A los artistas no les gusta la crítica». 
Fermín Lobatón (crítico de flamenco de El País Andalucía): «Ante todo -soy filólogo, no periodista-, el crítico debe ser cronista de la realidad. Debe informar a los que han escuchado -mensaje adicional para una mejor comprensión- y a los que no. Al cronista y al crítico se les supone experiencia y formación, cierta labor hermenéutica de lo que tenemos. Estamos ante un hecho vivo y dependerá de lo que nos transmita la obra de arte». 
Fernando González Lucini (musicólogo y crítico de canción de autor): «Soy un intruso involuntario, ya que no soy del mundo del flamenco. Me aproximo desde la pasión, no me interesa el conocimiento. Esto tiene el inconveniente de que puedes cometer grandes errores, pero la ventaja de decir lo que te dé la gana. Me permite pasar de los críticos». «La crítica debe tener una dimensión educativa y tiene que ser crónica de la cotidianidad, de un tiempo y de un país». «El crítico tiene que escribir para enamorar, que le llegue al alma, al corazón al lector».  
Alberto García Reyes (crítico de flamenco de ABC de Sevilla): «Nos hemos creído que somos más importantes incluso que los artistas. Lo que decimos es sólo nuestra verdad, no absoluta». «El crítico sólo tiene obligación con el lector, no con el artista. No hay problema en tener una relación cordial con los artistas, es bueno». «La crítica no ha de ser buena ni mala, estar a favor o en contra, sino un baremo para el lector».   

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